lunes, 15 de enero de 2018

PEQUEÑO DICCIONARIO VISUAL DE SENTIMIENTOS Y EMOCIONES.

Ya han pasado las fiestas de Navidad y me niego rotundamente a hablar del “Blue Monday”. Allá cada uno con sus penas y alegrías, no dejemos que nos manden los estudios y estadísticas de unos universitarios aburridos de la América profunda.
Hoy voy a hacer un pequeño diccionario visual de sentimientos y emociones.
Soy muy mala gestionando mis sentimientos, quizá por eso busco recursos para llegar a entenderlos. Pequeños trucos que me ayudan a definirme como persona, a entenderme y que al mismo tiempo, me entretienen las tardes de fiesta.
Empiezo por la soledad. ¿Os habéis sentido alguna vez solos? Seguro que sí. La peor soledad es aquella que sientes cuando estás rodeada de gente. La que está acompañada de incomprensión. Quizá por eso asocio la soledad con el cuadro de Edward Hooper “Nighthawks”. Mi paisaje de la soledad no es un desierto, ni una isla, sino una barra de un bar, sin ninguna conversación. Con las nuevas tecnologías, soledad podría ser también un “Smartphone” sin mensajes o un teléfono sin llamadas.
Segundo sentimiento negativo: Aburrimiento. Cuando pienso en esta palabra viene a mi mente una fila de gente esperando. Puede esperar cualquier cosa, en un banco, en un supermercado, o en un aeropuerto para subir al avión.
Furia. La furia es de color rojo. Sí, tiene el mismo color que la pasión. El color rojo es muy versátil. Pero la imagen de la furia también es alguien gritando a la cajera del súper o el golpe seco de un portazo.
Tristeza. La tristeza es la nada. Es la ausencia de cuerpos en la nieve como dijo Gabriel Celaya cuando hablaba de la luna. La tristeza es niebla y silencio. Es una calle de casas cerradas y un escalofrío.
Y como mis sentimientos negativos por hoy acaban aquí, vamos a pintar los positivos.
La alegría es tan plural que puede ser el primer copo de nieve o un día de playa. La alegría no tiene reloj y se puede oler. Huele a sal de mar, a frío de de invierno y a copa de vino en una terraza. Tiene el sonido de una charla, de tu risa y de los instrumentos que se afinan antes de empezar un concierto. La alegría es el día largo, la noche corta y el viento del coche al conducir con la ventanilla bajada. Y es, digan lo que digan, la más poderosa de las sensaciones.
Esperanza. La inmortal. La que siempre aunque sea pequeña, sobrevive dentro de nosotros, dispuesta a crecer y a teñirlo todo del color de un horizonte infinito. La esperanza para mí es un camino. Rodeado de árboles, sin ver el final. Huele a bosque por la mañana, casi al amanecer, porque sabemos que así la luz irá creciendo dentro de nosotros.
Deseo. El deseo huele a tabaco y a madera. Es reconfortante como una tarde bajo un edredón. Es cercanía de piel y roce de chispas. El deseo tiene todos los colores del mundo y quizá por eso a veces cuando nos visita cerramos los ojos.
Amor. Dicen que el amor mueve el mundo. No estoy de acuerdo. El amor nos idiotiza. Es altamente adictivo y peligroso. Como el algodón de azúcar. No puedo ponerle paisaje al amor porque suele trastornar nuestra existencia pintándola de paraíso. Todo lo que sin estar enamorados nos enfadaría o nos pondría nerviosos se difumina y sonreímos como si fuera lo mejor que nos ha pasado. El amor es una noria. Por clásico y tópico que os parezca.
Y mi sentimiento preferido. Felicidad. Tiene butacas rojas en un cine. Es oscuridad y pantalla en blanco y negro. Está llena de cerezos que acaban de florecer en Japón. Felicidad es el aroma del café por la mañana. Es abrir la puerta del museo y empezar a respirar los cuadros. Felicidad es buscar la luna en el cielo y pensar en cuánta gente la estará mirando en ese mismo momento. No tiene un día de la semana, ni una hora del día asignada. Lo bueno de la felicidad es que llega cuando menos te la esperas.


Hasta aquí mi pequeño diccionario de sentimientos y emociones. Un día quizá lo amplíe o lo continúe, quién sabe. De momento os dejo con música que siempre me pone de buen humor. No seáis como yo y aprended a gestionar vuestras emociones. Mientras tanto sed felices. 


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