martes, 6 de marzo de 2018

HARRY ¿QUÉ?... HARRY WARREN. EL HOMBRE QUE NO ESTUVO ALLÍ.


El domingo vi la película “La forma del agua” y me gustó mucho, pero debo agradecerle algo más que la historia en sí. Me reunió con un señor a quien conocí en mi tierna adolescencia. Recuerdo la presentación del programa “La calle 42” cuando Josep María Pou dijo: “Hoy vamos a hablar de Harry Warren” y Concha Barral le contestó: “Harry ¿Qué?”. “Sí, es más conocido por ese nombre”.
De él, el escritor William Zissner dejó escrito: “Es el hombre que no estuvo allí. Invisible. Anónimo. No anunciado.”
Harry Warren, nacido Salvatore Antonio Guaragna fue el compositor de unas 800 canciones que han sonado en cerca de 300 películas. Muchas de esas canciones están dentro de la memoria colectiva de los americanos y gracias a los ciclos de cine de la 2 también están en mi cabeza y en el mp3 que suena en mi coche.
Colaboró con Bubsy Berkeley. Quien sé perfectamente que no os suena de nada, pero a él le debemos la idea de poner una cámara en el techo para tomar planos de las coreografías desde un punto de vista distinto. Quizá una de las canciones más famosas de la época era “La calle 42” por lo famosa que se hizo también la película. Pero tiene tantas canciones que tenéis puntos para que hayáis tarareado alguna después de ver una película romántica. Uno de los números musicales de “La forma del agua” quizá el más onírico, es de una de sus mejores canciones. “You’ll never know”.
No es para nada mi favorita, aunque sonreí como una idiota al verlo.
Harry, humildemente, decía que un compositor de canciones era siempre la forma más baja de vida animal en Hollywood.
Y esto me hace pensar en los invisibles. La gente que trabaja en la sombra para que otros brillen. Estoy segura que hay verdaderos genios, artistas que nunca serán reconocidos. En cambio todos reconocemos a Jennifer Lawrence. Y a estas horas todos hemos visto su foto con la copa de vino blanco en la ceremonia de los Oscar. Me encantó su vestido, por cierto. Durante unos días todos recordarán el fantástico discurso de Frances McDormand y puede que después de su merecido premio tenga más ofertas de trabajo. Pasados unos días nos olvidaremos de Frances. (Hablo en general y yo me excluyo, ya que yo la adoro desde hace mucho tiempo y pasé mi juventud planeando el robo de su marido).
Lo que quiero decir es que el mundo del espectáculo y seguramente el mundo cuotidiano, gira alrededor de las estrellas más brillantes. Aunque no sean siempre las que dan más calor.
A veces tengo la sensación de que el mundo moderno es un gigantesco Reino de Oz. Alguien le pone la voz al mago detrás de las cortinas. Y todos lo adoramos. Por comodidad o porque así nos lo han enseñado.
Volviendo al buen Harry, debo decir que en su época sí hubo compositores reconocidos que seguramente no tenían problema en encontrar mesa en un restaurante repleto. Cole Porter, George Gershwin o Richard Rodgers. No sé si tenían mejores representantes. Pero Harry Warren ha pasado a la historia por ser un desconocido. Y sin embargo recuerdo perfectamente ese domingo por la mañana en que yo lo conocí. Sin menguar mi amor por Porter o Gershwin, reconozco que me enamoré de la música del antihéroe, quizá porque siempre me han gustado los antihéroes y porque me hice la promesa de descubrir a los genios que están entre nosotros. Pensé que de ser coetáneos, yo sí le hubiera conocido. Pero yo es que era un poco contracorriente y más que del protagonista siempre me quedaba con el amigo del tiro en el hombro.
Fíjate que bien divago en martes. Y eso que este post pretendía ser un homenaje a los invisibles. Y sobre todo a Harry. Pero a veces no puedo mandar sobre lo que escribo. Sale sólo. Podría poneros muchas canciones del Sr. Warren y deciros ¿véis? Es suya y la conocéis. Pero prefiero dejaros con una de las que más me gusta. “Devil may care”.
Esta semana mirad detrás de la cortina y descubrid a algún genio anónimo. Y naturalmente sed felices.



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