martes, 18 de diciembre de 2018

QUERIDO SANTA


Querido Santa,

Te compadezco un poco porque igual que el gremio de hostelería y el de peluqueros se te acumula el trabajo para fiestas. No sé si utilizas un Excel para tenerlo todo controlado, sea como sea busca en tu base de datos y mira mi nombre. No te fíes de la foto que hay al lado, quedo fatal en las fotos y últimamente los espejos se me rebotan también un poquitín, échame una mano con eso. No he sido todo lo buena que podía ser, pero es que para sobrevivir en la jungla a veces hay que saber pensar como los depredadores. Sin embargo, mi instinto depredador está bastante averiado, así que la mayoría de las veces me he portado bien porque no soy lo bastante lista para ser mala. Les pasa a muchos, sólo que yo me doy cuenta.
Hablemos de dinero. Reparte mejor. No te pido cash, no soy tan vulgar, pero reparte mejor. Pásate por el ministerio de Trabajo y sube los sueldos, baja los impuestos y ayúdanos a tener una sanidad y una educación gratuita.
Trae para todos un poco de tiempo. Para perderlo. Para mirar como cae la lluvia o la nieve detrás de la ventana. Para compartirlo con aquellos que queremos compartirlo. Para sentarte en el cine y conocer mil historias que pasarán a ser parte de ti. Para cantar en un karaoke o para acariciar a un gato. Necesitamos más tiempo para poder perderlo con calidad. En la misma caja del tiempo, pon un poco de sensibilidad para ver la belleza, esa que a veces se escapa si no estás atento, haz que apreciemos lo fugaz y lo hagamos inmortal en nuestro recuerdo.
Tráenos ganas. Ganas de mejorar, de sentir, ganas de leer y de escuchar, tráenos ganas de vivir sin complejos ni tristezas, sin conciencias falsas dadas por los demás. Ganas de desaprender lo aprendido que ya no nos sirve para nada.


Deja que perdonemos y mucha parte de ese perdón lo utilizaremos para perdonarnos a nosotros y así poder avanzar. Trae menos gritos y más risas. Más libertad y menos vetos. Llévate en el camino de vuelta toda la intolerancia e incultura que encuentres. Llévate el odio gratuito, ese que parece encender las hogueras y provoca terremotos de malestar. Llévate también al muermo. Ese del que hablaba Pepe Rubianes en uno de sus monólogos. Llévatelo lejos porque a veces se sienta delante de nosotros y no nos deja ver las maravillas que existen al otro lado del cristal.
No te olvides de dejarnos un poco de buen humor, para poder superar los momentos difíciles.
Como es una carta comunal, te perdono el carbón que merezco este año, puedes dejarlo a alguien que lo necesite más que yo.

Besos,
Sofia.


Querida Sofia,

No suelo responder cartas pero voy a hacer una excepción mientras me tomo un café. Creo que me confundes con alguien que celebra su cumpleaños el 25. No está en mi poder traerte todo lo que me pides, yo reparto PSP 4 y Barbies rubias. Pero como tu carta no tenía faltas de ortografía te voy a regalar unos de consejos.
Si te ves mal en los espejos y las fotos, seguramente es que los miras mal. Prueba a mirarlos mejor y verás cómo te devuelven la imagen que tú quieres. Dices que hay que ser un depredador para vivir aquí, qué quieres que te diga, pienso que los depredadores acaban sobreviviendo pero se sienten muy solos. ¿Qué reparta mejor el dinero? Pensadlo mejor vosotros a la hora de votar. Simplemente eso. Y quejaros cuando algo sea injusto, el que observa una injusticia y no se queja es peor que el que la comete. A veces nos tratan como dejamos que nos traten y es culpa nuestra.
El problema que tenéis con el tiempo, es que no lo sabéis gestionar. Dime en qué nivel de Candy Crush estás y te diré que todo ese tiempo lo podías haber empleado para otra cosa. Las ganas las tienes, vienen de serie en cada ser humano pero a veces no las utilizáis como los intermitentes del coche.
Con el muermo yo tengo el mismo problema y a veces me cuesta echarlo, Peter Pan me dijo que si pensaba en cosas alegres podía volar, te diré un secreto, el muermo no puede.
He terminado mi café, vuelvo al taller de juguetes que tengo a los elfos doblando turno y necesitan ayuda.
Dos besos uno por mejilla.


Santa Claus.


Hasta el año que viene, gracias por seguir leyéndome y sed felices.




lunes, 19 de noviembre de 2018

DE LUNES Y FANTASMAS


Hoy he soñado que viajaba por Escocia. En mi sueño, al ver las Highlands moteadas por una niebla semitransparente, al respirar el aire frío y sentir la grandeza del silencio en la montaña, he tenido la sensación de haber pertenecido a ese lugar hace mucho, mucho tiempo. Tanto que ni siquiera había nacido aún.
Nunca he visitado Escocia. La imagino como una tierra poblada y dominada por los fantasmas. Fantasmas aburridos que miran tras las ventanas el ir y venir de los vivos. Fantasmas que toman su té sentados en las escaleras de lo que había sido su casa pero hoy es un hipermercado.
Es curioso que aunque nunca he creído conscientemente en los fantasmas, jamás he dudado de su existencia. Sé que a ellos no les importa si creemos o no en ellos, no son como las hadas de Peter Pan, no se nutren de esa fe ciega que los alimenta y les da poder como a los antiguos dioses. Existen porque han existido antes en otro plano, y nunca nada desaparece del todo, tan sólo se transforma.
Un viaje a Escocia se me antoja frío e íntimo. Como deben ser los viajes en invierno, aunque reconozco que me llama más un viaje hacia la luz mediterránea, hacia la costa amalfitana, hacia Atenas o las islas griegas.
Sin embargo he empezado la semana con fantasmas y montañas escocesas. Y eso seguramente quiere decir algo. A lo mejor es que invierno es tiempo de encontrarse con lo invisible. En verano hay demasiado ruido, demasiada alegría y el calor no te ayuda a recogerte en casa. Los fantasmas deben amar el invierno porque se sienten más cercanos a nosotros.  Nos ven desprotegidos e indefensos ante el frío y nos observan mientras estamos bajo la manta del sofá sorbiendo chocolate caliente. Y sienten que somos prisioneros como ellos. Por eso a veces sientes un escalofrío que te llega sin más. Es un fantasma, puede que sea uno de los tuyos o uno curioso que se ha sentado a tu lado a ver Netflix contigo. Nunca he creído que el día  31 de octubre los muertos se paseen por la tierra y después vuelvan a sus frías tumbas. Siempre he creído que hay un tiempo en que siempre están con nosotros. El error de los humanos es que confundimos vida con cuerpo. Y visitamos los restos de una cáscara vacía cada 1 de noviembre para dejar flores que se marchitarán como los recuerdos. Creo que deberíamos visitar y dejar flores en los sitios preferidos de nuestros muertos. En cafeterías, en bancos de los parques, en la playa que solían frecuentar, en salas de conciertos. Porque es allí donde estarán. Donde pasaron sus mejores momentos.
Me gustan los cuentos de espíritus. Me gusta leerlos por la noche, pero después no duermo así que me limito a leerlos con luz natural. No es que los fantasmas no nos acechen durante el día. Es que nosotros no estamos preparados para verlos cuando estamos ocupados. Es cuando relajamos nuestra mente cuando podemos ver sus sutiles manifestaciones. Un susurro que crees oír, algo en la esquina de tu campo de visión que se esconde cuando lo miras directamente, una melodía que suena en el piso de tu vecino, mientras tu vecino se pregunta por qué estás escuchando música a esas horas de la noche.
No creo en los fantasmas vengadores, esos que vienen a mover muebles y a matarte de un susto. No digo que no existan, es simplemente que no creo en ellos, así que sé que no se manifestarán ante mí. Sin embargo sí creo en los fantasmas tristes, en los solitarios que buscan algo de calor o tan solo un poco de entretenimiento mientras esperan dar un paso más. Esta última frase, me pone en el grupo de personas que cree en las reencarnaciones. No estoy nada segura de esto. Pero sí hay algo de fascinante y reconfortante en la idea de volver y empezar de nuevo. Y todos, incluso los que dicen que no creen en nada, creemos en algo.
Hoy es un lunes raro que ha empezado en Escocia y no sé donde terminará. Donde sea, espero que hay buena música, buena cerveza y fantasmas felices de los que bailan entre las mesas de los bares y son los culpables de que a los camareros se les caigan los vasos o tú tropieces con la pata de una silla.
Os dejo con una canción que no tiene nada que ver con el tema, como casi siempre hago. Y me voy con mis fantasmas. Hasta la próxima, sed felices.




lunes, 22 de octubre de 2018

¿PARA QUÉ SIRVE LA FILOSOFÍA?

La semana pasada la noticia de la futura obligatoriedad de la asignatura de filosofía abrió un debate, cuanto menos, interesante.
Las voces críticas pensaban que la filosofía es una “ciencia” inútil. Imagino que al no estar conectada directamente con la productividad, hay quien no la considerará una ciencia. La pregunta más escuchada es, aún hoy:
¿Para qué sirve la filosofía?
No sé si tiene que servir para algo. En mi vida cuotidiana nunca he utilizado el mínimo común múltiplo ni el máximo común divisor. Lo juro. Sin embargo en contra de algunas corrientes yo opino que el saber, no ocupa lugar. Así que aunque no lo haya utilizado me alegro de saberlo.
Yo estudié filosofía, obligada por ley. El primer año, tuve un mal profesor, el siguiente tuve un profesor peor. Mis profesores no me enseñaban más que datos, me hacían leer el tema y yo me lo aprendía, porque naturalmente tenía que aprobar. Dibujé bigotes a Emmanuel Kant y pinté más pelo y pendientes a Shoppenhauer. Me dormía en clase.  
La filosofía no fue un amor a primera vista. Sin embargo, en mi vida cuotidiana, yo leía, y como solía leer de todo llegó un momento en que empecé con algún filósofo. No sé absolutamente nada de filosofía y ésta me ha dejado más dudas que certezas. Y cuando algo te enseña a dudar, creo que te pone en el buen camino.
Los primeros filósofos griegos, la bautizaron como ética. Estudiaban la educación del ser humano e intentaban mejorar personalmente. Nieztche dijo que Dios estaba muerto, pero creo que los amantes de la filosofia se convierten un poco en dioses, ellos mismos estudian sus límites de lo correcto y lo incorrecto. He leído que la filosofía se considera la “medicina del alma”. Pensar nos hace fuertes y nos da armas para enfrentarnos a la vida, a lo bueno y a lo malo. Pensar hace que nos preguntemos cosas, que nos planteemos si somos deterministas absolutos o creemos en el libre albedrío. Pensar nos saca de la cueva y hace que no temamos a las sombras. Nos quiere hacer debatir sobre si las cosas ilegales son también inmorales o si algo ilegal puede llegar a ser moral. Nos aleja de ser robots prácticos sometidos a la utilidad. Nos une al mundo que nos rodea, como dijo Ortega y Gasset “Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo”. Este es el filósofo que nos quiere sacar de nuestra “experiencia individual” y decirnos que el centro de toda investigación filosófica debería ser la vida. Ockham nos dice que la explicación más sencilla es generalmente la verdadera. Hobbes les advertirá que el hombre es un lobo para el hombre.
Naturalmente estoy a favor de que la filosofía se enseñe en los institutos.  Estoy con Pitágoras “Educad al niño y no será necesario castigar al hombre”.
Pero educad. Enseñad a pensar. No les dejéis creer que los filósofos eran señores con peluca empolvada o peinados raros que escribían palabras difíciles que no entienden. No llenéis sólo sus cabezas de datos como fechas y frases en negrita que memorizarán como loros y vomitarán en la evaluación final. Enseñad que la filosofía se aprende leyendo, pero se practica desde que despiertas hasta que vuelves a la cama. Y sobre todo enseñadlos a dialogar para que puedan llevarse bien con opiniones contrarias.
Enseñar filosofía es un seguro de que el día de mañana nadie podrá manipular a tus hijos.
Que no llenaran la ignorancia con dioses falsos. Y que puede que el saber los haga un poco más infelices, pero paradójicamente esa infelicidad los hará mejores.
La filosofía es amor por el saber, etimologicamente hablando.   
Pero yo me acerco más  a lo que dijo Bertrand Russell “La filosofía consiste en empezar con algo tan simple que parezca irrelevante y terminar con algo tan paradójico que nadie pueda creerlo”.
Os dejo por hoy. Pensad  y sabréis que existís. Y naturalmente sed felices. 




jueves, 18 de octubre de 2018

MY SITGES 2018



Hace ya unos días que terminó el festival de cine fantástico de Sitges. Y como pese a mis plegarias aún no me ha tocado la lotería, sólo pude ir los dos fines de semana. No me quejo. Lo pasé espectacular. No, no tengo foto con Nicolas Cage, vi a Ronald Perlman de lejos y en escorzo pero os voy a hablar de las películas que al fin y al cabo es lo que importa.
El orden será cronológicamente como las vi.
1. “Mandy”. Panos Cosmatos dirige a Cage en una especie de “road movie” de venganza. Está ambientada en los años 80. La fotografía me encantó. La música es del desaparecido Johan Johansson. Y la historia tiene su qué. Pareja feliz viviendo en medio de la nada que se topa con una secta rara del copón. Cage cambia poco de cara y tiene poco diálogo, aún así, lo borda. Tengo la teoría de que las películas de Nicolas Cage forman un género en sí mismo. ¿De qué va la peli? No sé, sale el Cage. En esta hay sangre, un litro de vodka y drogas varias. Por cierto la única que vi con premio, el señor Cosmatos se llevó a casa el galardón al mejor director.
2. “Summer of 84”. Todo muy “Aquellos maravillosos años” pero sin ser tan maravillosos. Preadolescentes en bici que viven en una especie de “Wisteria Lane” y que persiguen a un asesino en serie, porque ya se sabe que los veranos en USA son así, o te enamoras o buscas tesoros o persigues asesinos. Yo pasé los 80 viendo el coche fantástico, que desperdicio.
3. “El Angel” película argentina y basada en hechos reales. Que yo si sólo se eso no voy, pero por suerte no la elegí yo. Ambientada en 1971, donde un adolescente ladrón con cara de querubín consigue lo que quiere con una mezcla de morro y falta de empatía. Roba, mata y tiene una falta absoluta de moral. ¿Tiene algo bueno? Sí, se siente libre de disfrutar el momento y a veces baila. Al ser la peli argentina y ver el director que no salía Ricardo Darín, llamaron a su hijo Chino Darín. Que lo hace muy bien y canta “Corazón Contento”, canción de Palito Ortega que es el padre del director de la peli. Todo queda en casa. Vedla, vedla aunque sea argentina, aunque esté basada en hechos reales y vedla sólo para que se os pegue la canción que yo llevo una semana tarareando.
4. “Una velada con Beverly Luff Linn”. (Tan sólo durante una noche màgica). Lulú con cara de Aubrey Plaza, tiene un matrimonio absolutamente insatisfactorio y huye a ver a Berverly Luff Linn. No sé exactamente en qué época está ambientada. Podrian ser también los 70 o 80. O no. No tengo ni idea de que decir, excepto que me reí tanto que lloré y todo. Todo es raro en esta película y sin embargo todo encaja perfectamente. Hay música. Y la canción “Words don’t come easy” se me pegó tanto como el corazón contento. La sigo cantando sin darme cuenta. Id con la mente abierta y reíd sin parar. Si al terminar no os habéis reído, es que estáis muertos o estáis amargados.
5. “Dream Demon”. Y última. Rodada y estrenada en los 80. Una chica prometida con el que parece el muñeco Ken, se va a vivir a una casa donde cada vez que se duerme sueña cosas raras en plan sótano, pesadilla de persecución, diablo maleducado, muertos y humedad. Dirigida por el señor Harley Cokeliss que vino a presentarla muy orgulloso de haberla restaurado después de llevar muchos años perdida. A ver. Tiene su qué. Chica inglesa recatada conoce a una chica americana suelta y pizpireta y se hacen amigas. Periodistas muy maleducados, novio que está y no está. Y fantasmas. Hombreras y peinados de los 80. Esto es lo que más miedo me dió.

¿Qué conclusión sacamos de mi visita a Sitges 2018? Que vuelven los años 80. O sea que los que fuimos niños en esa época ahora somos un “target” atractivo para los señores que hacen cine.
También que hay mucho director que mete momentos musicales en sus pelis. La teoría amenizada con gintónics y vodka es que la gente en el fondo quiere hacer musicales pero no se atreve.
De lo aprendido en el festival,también os daré un par de consejillos. Tenéis una sesión de cine (la sesión despertador) a las 9 de la mañana en el Meliá y tenéis que hacer un ratillo de cola. Y a no ser que durmáis en el hotel os pilla lejos...pillad un taxi. Id a ver las exposiciones o a ver la zombiewalk, todo lo que hacen forma parte de la “Sitges experience”.
¿Alguna crítica? Pues sí, los señores del festival tendrían que cuadrar un poco los horarios. La gente que sale de una peli y después va a otra a veces lo tiene chungo. Y que la zombiewalk vuelva a pasar por “el carrer del pecat”, que daba mucho ambiente.
Dudaba que canción poneros, me inclino por “Corazón contento” con Palito Ortega y Marisol. Cantad y sed felices.




jueves, 4 de octubre de 2018

"ROAD MOVIE" POR FRANCIA


Una de las cosas que más me gustan de preparar un viaje es ese estado de anticipación al placer. Los árabes antiguos decían que el deseo era mucho más placentero que la consumación del mismo. Pues este año sin más preparación que un google maps, me fui de viaje. Teníamos la idea de ir a Francia y allí a ver donde nos llevaba el azar. Nos llevó a Niza. Es una ciudad que cuando la nombras te vienen a la mente imágenes de películas de los años 50 o 60. Grandes coches, Cary Grant y Grace Kelly tomando un cóctel en el Negresco, mar azul y luz, mucha luz. Os adelanto ya, que no me alojé en el Negresco, ni tomé ningún cóctel con Cary Grant. Pero superado el trauma de entrar en Niza conduciendo un domingo por la tarde, sí que me recibió la luz. Y jugando con el mediterráneo me regaló un placentero atardecer con el mar teñido de plateado, que debería ser obligatorio en cada atardecer que se precie.
Lo primero que os voy a contar es que Niza tiene, por historia y proximidad, mucha influencia italiana. Y eso lo notas cuando vas a comer y sólo encuentras pizzerías. Las cocinas “non-stop” hasta la noche y los precios te recuerdan, por si lo has olvidado, cosa difícil, que estas en territorio turista. Un consejo. En los restaurantes no pidas agua embotellada. Te van a traer una jarra helada de agua del grifo gratis, como debe ser. Y si no tienes mucho dinero, apúntate al “pinchet de vin” que es el vino de la casa y suele ser bastante correcto a la par que económico. Cosillas que hay que visitar. No fui al museo Chagall. Lo cambié por Matisse que me gusta bastante más. Y lo disfruté mucho. Como seguro que no tendréis el hotel al lado, coged un bus. Los billetes los podéis comprar al conductor. En mi caminata cuesta arriba descubrí que: debo volver al gimnasio y que los ricos no toman café. El Boulevard de Cimiez es una subidita bastante larga plagada de mansiones que no salen a tomar el cortadito de media mañana o si acaso lo toman en su jardín de muchos, muchos metros cuadrados. El museo Matisse es muy recomendable y está pegadito a l’Arene de Cimiez unas ruinas romanas muy majas.
Mi museo favorito sin embargo, fue el de Arte moderno. Cerquita de la Plaza Garibaldi. Donde descubrí y me enamoré de Yves Klein y su obsesión por el azul. Hay más cosillas que valen la pena. Subid a la terraza que os regala una vista panorámica de Niza preciosa. En Niza hay que terracear, las distancias son bastante grandes, no sabes porqué pero al llegar la noche te duelen los pies y es que a lo tonto has andado más de 10 km.
Hay una línea de tranvía que es muy útil y circula hasta bastante tarde. La parte más encantadora de Niza, no da al mar. En las callejuelas peatonales llenas de pequeñas tiendas te pierdes y te vuelves a encontrar. Y si tienes suerte te encuentras a ti mismo mientras te estás buscando. Epiceries, perfumerías, hierbas de la Provenza, jabones e incluso carnicerías se alternan con turistas y mesillas en la calle donde descansar y tomar café.
Si sigues estas calles puede que encuentres el mercado. O mejor dicho la zona donde se instala un mercado diario, yo vi el de antigüedades y artesanía. Donde pregunté el precio de un cuadro y disimulé mi desmayo al oír que valía 1800 euritos de nada. Muchos días hay un mercado de flores, imagino que mucho más económico.
Hacemos un interruptus de Niza y subimos a un tren para ir a Cannes. Si no vais a Cannes en crucero o para el festival de cine os lo podéis saltar tan ricamente. Quizá por eso mucha gente coge el tren y se van a Mónaco. Que la verdad es que no me llamaba demasiado.
Salimos de Niza y vamos camino de Nîmes. Que al llegar parecía un pueblo feo. No es verdad. Está lleno de rincones encantadores. Eso sí, el horario es mucho más europeo y hay que estar alerta. Recomiendo que si vais a comer os fijéis en el “Plat du jour”. Es una buena ocasión para probar la cocina francesa y despedirte de la pizza.
Nîmes también tiene influencia de la cultura romana. Su “Aréne” un teatro muy bien conservado sigue funcionando y allí se hacen conciertos y… corridas de toros. Y te explican orgullosos, que gracias a esta milenaria tradición es una de las únicas (o la única) plaza donde se puede matar al toro. Olé. La ciudad entera está llena de referencias al arte taurino y te sonríen con cierta complicidad si oyen que eres del país vecino. No me sentí muy cómoda con eso. Nîmes es romana, porque ellos fueron quienes ayudaron al César a conquistar a los Galos. Todo muy bien explicado en la película que te ponen en ªLa maison Carrée” que por fuera parece el Partenón. Y allí recordé que yo soy muy fan de Astérix y odié un poco a los ancestros de Nîmes.
Me salto cosillas de mi viaje. Pero no me voy sin deciros que la playa de Niza tiene piedras y es incómoda del copón. No me extraña que los guiris disfruten en la costa dorada. También mi agradecimiento especial a “Google Maps”, sin las indicaciones de la señora borracha de mi teléfono igual no nos hubiéramos perdido tanto, pero seguramente no hubiéramos vivido momentos que recuerdas y te ríes como ver Yaks del Tibet cerca de Roignac y que un hidroavión juegue a recrear “Con la muerte en los talones” con tu coche.

Nada más por hoy. Viajad que abre la mente. Hablad un idioma que no dominéis y os sentiréis mucho mejor. Probad el plato del día. Tratad de enviar una postal desde Francia y conseguidlo en la Costa Brava. Oled las hierbas de la Provenza. Disfrutad de la luz. Pero sobre todo, sed felices.  




viernes, 31 de agosto de 2018

CONSEJOS ZEN Y OTROS PELIGROS DE LOS QUE GUARDARSE


Si hace unos días culpaba al calor de mi apatía general, ahora pienso culpar al verano (se me termina el chollo) de las cosas en que ocupo mis ratos de ocio. Aprovecho cualquier excusa para que todo sea un poco más luminoso y festivo. ¿Otra caña? ¿terracear hasta las mil? ¿granizado de Bailey’s? ¿Cantamos a Miley Cyrus en el coche? ¡Claro que sí! Al fin y al cabo es verano.
Pues además lo que también hago es entrar en todos los enlaces y encuestas de facebook. He descubierto que si fuera un villano de Marvel sería “Loki”, si fuera un personaje de Big Bang Theory sería “Penny”, mi ciudad ideal para ir de vacaciones es Buenos Aires y mi festival veraniego sería “Coachella”. ¡JA! Mi villano de marvel favorito es “Grandmaster”, mi personaje de Big Bang sería una mezcla de Rajesh y Bernadette, mi ciudad ideal para ir de vacaciones es París y mi festival veraniego de música cualquiera en el que toquen algo de jazz. Vale, aunque sean estandards, no nos vamos a poner finos.
También he entrado a links motivacionales y de decoración. Y aquí sí ha llegado el desastre. Tanto en “cosas de las que deshacerte para ser un poco más feliz” como en “consejos para una casa zen” daban el consejo de echar de tu casa los libros que ya habías leído. Dicen que los libros son nidos de polvo y ácaros y que ahora hay que ponerse al día y leer en tablet. Olé tú.
Mientras mi yo interior, nada zen en ese momento, se vestía de pueblerina medieval, antorcha en mano y gritando “Sacrilegio” iba a quemar a los autores de esos artículos, me recordé a mí misma que la gente que leemos no solemos quemar así a lo loco.
Y como la gente que leemos hemos desarrollado la tolerancia y la empatía, empecé a tener pena de los autores y de los pobres idiotas que sigan su consejo.
Un libro que ya has leído es algo especial. Habéis compartido un viaje juntos. Te ha presentado a gente que nunca hubieras conocido dentro de una casa zen. Y es una puerta a bosques, países lejanos verdaderos o inventados, universos paralelos y reinos malditos. Y le debes un respeto. Cuando terminas un libro que ya has leído tienes una responsabilidad con él. Puedes dejarlo o regalarlo a alguien que sabes que lo va a cuidar. Aunque si te gusta es posible que un día sin más lo cojas y lo releas. Muchas veces. O simplemente abras una página al azar y recuerdes todo lo que has vivido, como un viejo amigo al que no ves pero sabes que sigue siendo tu amigo.
¿Y que hay de las visitas a las bibliotecas? ¿o a las librerías? ¿Y los libros de segunda mano? Esos que tienen en su interior las energías y emociones de la gente que los ha leído antes. ¿Cómo han acabado allí? A lo mejor sus dueños querían una casa sin polvo y muy zen.
Debo ser honesta y confesar que tengo un “ereader” y suelo leer en él. Pero en mi defensa diré que también suelo arruinarme en las librerías cada vez que entro. Y que nada es comparable al aroma del libro. Viejo o nuevo. Deberían probar de embotellarlo. Junto con el petrichor serían mis aromas favoritos.
Otro de los puntos en contra de leer en las tablets y los ereaders es que ya no hay interacción entre lectores. Muchas veces he tenido conversaciones interesantes entre los desconocidos del bus, de la mesa de al lado del café o de alguna fila en la que he tenido que esperar. Ver las tapas del libro es una invitación a la charla. Ver a alguien a quien le gusta el mismo libro que a ti es ver a alguien con quien seguramente te llevarías bien.
Os animo a regalar libros, a comprar más, a coleccionarlos o regalarlos. Pero no los abandonéis, ellos nunca lo harían.
Os dejo hasta la próxima. Prometiendo volver a la normalidad una vez pasado el verano. Y os dejo con una canción que me gusta y que estaba escuchando ahora mismo. Sé que sabréis perdonarme. Sed felices.





lunes, 6 de agosto de 2018

EMOCIONES. COMO VESTIRLAS Y TRATARLAS ADECUADAMENTE



Últimamente debo mantenerme alerta. Hay ciertos momentos en que me invade la tristeza. Yo estoy tranquila, sentada viendo la tele o leyendo un libro cuando de repente a mi lado se sienta la tristeza y se queda haciéndome compañía. Los ingleses utilizan la palabra “Blue” para describir los sentimientos melancólicos. Y me extraña ya que la tristeza nunca tendría que ser azul. A la tristeza le sienta bien el gris. La mía viene vestida con una gama de grises que varía según los ratos. Si va vestida de gris claro puede que se quede más días que si va vestida de gris oscuro. Su presencia suele ser más discreta los días claros, pero también más insistente. Nunca la he visto vestida de negro, por suerte. Dicen que cuando viene de negro suele anunciar períodos de locura y caos. Otra cosa que también es mentira, es la imagen esa de las películas, donde la tristeza escucha canciones lánguidas y lentas. Mienten. La tristeza lleva al silencio consigo. Es la ausencia de voces. La ausencia de palabras. La ausencia de amor. Es el vacio absoluto. Mi tristeza no es muy fuerte, por suerte. Pero sí reconozco que es bastante pesada. Tiene un aire de del siglo XIX y suele venir rodeada de niebla. Lleva un sombrero que le regalé yo y le tapa los ojos, no puedes mirar mucho rato cara a cara de la tristeza, es lo más peligroso del mundo. A veces cuando está a mi lado me mira, con expresión de seamos amigas, hazme caso, fíjate cuánto malestar hay alrededor, llora por el dolor de todos. Y en esos ratos, hay tardes en que sí estamos juntas. No mucho, porque eso la alimenta. Pero sí algún momento, generalmente los domingos.
Pero como todo tiene que tener su némesis, decidí un día invitar a alguien más a nuestra fiesta. Naturalmente estáis pensando que invité a la alegría. Pues no señor. Lo contrario a la tristeza no puede ser la alegría. La alegría es un poco zorra. Ahora viene y ahora se va. Viste de rojo y es muy de ser la protagonista. Siempre empeñada en que te olvides de todo y que te enfoques en la diversión del momento. La alegría es la más peligrosa de las emociones. Tanto que en el momento cumbre suele cansarse y dejarte ahí tirada, es entonces cuando la tristeza te dice ¿ves? Te dije que siempre podrías contar conmigo.
Para combatir a la tristeza vestida de gris, nada como el humor. El mío es muy agudo y polivalente. Suele enseñarme el lado bueno de las cosas y muchas veces me coge de la mano y me susurra una cosa divertida para alejarme de la niebla. Mi humor no es nada bien educado y suele visitarme en momentos que a veces no son políticamente correctos. Recuerdo una vez en un entierro me hizo reír y yo pensando: ¿quién lo habrá invitado? El nerviosismo me miró y me alzó una ceja como diciendo, “Mira lo siento, no podía decirle que no viniera, se ha invitado el sólo”.
Mi humor es de lo mejor de mi vida. Suele vestir con un traje británico y bebe té. Es un fanático del Earl Grey y de las chocolatinas con menta. Aunque lo he sorprendido con bermudas y camisas “tiki” en más de una ocasión. Yo lo dejo, porque es bueno reír también cuando hace calor, aunque no tengas ganas. Es amante de la ironía y a veces cuando bebe mucho, se salta el eje y puede llegar a ser cruel. Por suerte no lo hace muy a menudo, mi humor en el fondo es un caballero inglés que escribe como Tom Sharpe. Y tiene su residencia en lugares poco poblados de seres como él. No suele llevar en su maleta caídas ni cosas ridículas, dice que eso es para principiantes. A veces humor y alegría se juntan y entonces la señora de gris nos mira desde la ventana pero nunca se atreve a pasar. Juntos son invencibles.
La tristeza me está mirando ahora porque con lo que escribo se va borrando poco a poco, desaparece hasta quedarse en una niebla poco densa, casi transparente. Sé lo que piensa, está planeando pillarme con la guardia baja y volver a las andadas. No suelo dejarla, aunque a veces está bien hablar un poco con ella para poner las cosas en perspectiva. Mi religión y mis creencias suelen estar basadas en el equilibrio. El del bien y el mal, el de la música y el silencio, el de lo gris y lo azul claro. Creo que siempre que haya cierto equilibrio, nada malo puede pasar.

Me retiro por hoy. Miro a los lados y vuelvo a estar sola. Mejor, así aprovecho para leer un rato. Mis sentimientos os saludan, otro día os hablaré de los otros que me acompañan. Quedan algunos realmente interesantes. Sed felices.




martes, 31 de julio de 2018

COMBATE EL CALOR Y ENGAÑA AL CEREBRO.


Alguien me ha comentado hace poco que un verano leyó un libro ambientado en invierno y no notó tanto el calor. Y tiene razón ya que si te sumerges totalmente en una novela o relato, si ves alguna fotografía que te encanta o te horroriza, tu cerebro reaccionará como si lo vivieses en primera persona.
Hace unos días que hago aquello que prometí no hacer. Quejarme del tiempo y ponerlo de excusa para todo. Y no sólo lo hago yo. Lo hacen todos. Estoy cansada, es el calor. Los niños se pelean, es el calor. Los taxis hacen huelga, es el calor. Y no tengo ganas de hacer nada más que mirar películas tontas y series divertidas…obviamente es el calor. Porque yo en invierno leo a Nietzche y miro pelis iraníes subtituladas.
Pero volvamos al libro ambientado en la nieve del que os hablaba al principio. Si lo que vivimos a través de nuestros ratos de ocio con la lectura o el cine o la música, nos hace sentir igual que cuando vivimos a tiempo real las cosas, os prometo que me he enamorado millones de veces, he visitado países lejanos y he viajado en el tiempo.
Y como os he prometido maneras de combatir el calor y no sacarlo en cada conversación que tengáis con humanos o mascotas, os voy a dar algunos consejos.
Si tenéis la suerte de tener un cine cerca podéis echar una maravillosa siesta con “Mamma mia, una y otra vez”. El cine donde fui tenía la temperatura del aire acondicionado perfecta, pedí una Coca-Cola y no me dormí, así que vi a Cher en pantalla grande. Y eso es lo mejor de la película.
Pero aconsejo tirar de “streaming” o de videoteca. La verdad es que los estrenos de cine en verano son un poco tirando a malos.
Mi consejo es ver pelis antiguas. De las que veías por la tele, normalmente en el segundo canal los veranos de tu infancia.
Yo propongo cantar bajo la lluvia con Gene Kelly. Ver bailar a los 7 hermanos para impresionar a las 7 novias y esperar a que se deshaga la nieve para la primavera. Ir a Irlanda, con John Wayne y conocerlo como hombre tranquilo y no como vaquero que mataba a los indios. Ver el Gran Dictador y emocionarse. Y para terminar con algo diferente y casi un poco de multiverso y esas cosas que me gustan. Una película en blanco y negro y posiblemente difícil de encontrar “La vida en un hilo” (1945). ¿Os he hablado alguna vez de Edgar Neville? ¿No? Pues lo dejo para otro post.
Vayamos a mi terreno favorito. Series. Estoy viendo “The Office”. La última temporada. Sé que llego mil años tarde pero mira, te ríes mucho.
Aconsejo,  “Unbreakable Kimmy Schmit”. O revisionar “Rockefeller Plaza”. Creo que en las dos, la productora es Tina Fey. Esta señora y yo tenemos el mismo sentido del humor.
Ya sé que dicen que la risa es la mejor medicina. Pero para olvidarnos de las altas temperaturas lo mejor es pasarlas en Cicely de la serie “Dr. en Alaska”, donde no nos engañemos, aparte de cine, filosofía y belleza con toques de surrealismo, también hay comedia. O irte con el “Doctor Who” a conocer a Van Gogh, a Shakespeare, encerrar a Hitler en un armario, combatir con los Daleks o a ver el fin del mundo desde una terraza con vistas a nuestro universo.
Me doy cuenta que no dejo espacio para los libros. Voy a recomendar alguno. Dejad que os arregle la corbata y os alise el pelo porque os vais a Londres, nada como crímenes en la niebla para olvidar que es verano y no estáis de vacaciones, “From Hell” fantástica novela gráfica de Alan Moore. Sí, ese de los “Watchmen”. Pues “From hell”, habla de Jack el Destripador. Para los que decís que “novela gráfica” es otra manera de decir tebeo, os aconsejo un libro sin dibujos. Con hoteles vacíos y nieve. “El resplandor” de Stephen King. No me vale que recordéis a Jack Nicholson en la versión de cine. El libro es mucho mejor. Y tiene segunda parte, que es mala como ella sola, pero es verano y no estamos para pensar mucho.
Sí, ya sé que os he aconsejado cosas un poco antiguas, llamadlas “vintage” que queda más vendible. Pero siempre he creído que el verano es para los niños y vuestro verano será mucho mejor si os hace sentir un poco como cuando teníais tres meses de vacaciones y el lujo del aburrimiento.
Ah, los que esperaban por el título, recetas de limonadas frescas y mojitos caseros... Lo siento, pero siempre podéis bajar al bar. Y tomar una caña que en verano sienta genial. 

Os dejo con la canción que escuchaba mientras escribía esto. No os quejéis y sed felices.




lunes, 16 de julio de 2018

YO VENGO DE UN SILENCIO ANTIGUO Y MUY LARGO...


Estando de vacaciones a veces tienes la sensación de que la vida se toma un tiempo y descansa.
Pero el mundo sigue. Y estos días viendo la televisión me ha parecido que no sólo el mundo no se paraba sino que iba irremediablemente hacia el declive más absoluto. En mi casa siempre hemos sido de izquierdas. Incluso cuando era ilegal serlo. A mí, desde pequeña me produce cierta desconfianza cuando alguien se define abiertamente de derechas. Porque la gente razonablemente buena, la que luchaba por el estado del bienestar, ese que aún no ha llegado, siempre ha sido de izquierdas. Cosas de ser hija de un comunista. Al crecer me di cuenta que no había que tener miedo de la derecha. Había que tener miedo de los que decían que ya no existe ni izquierda ni derecha. Y a los que dicen que esas cosas no van con ellos. Para mí, todo ha sido fácil en ese sentido. Es ahora cuando observo el mundo y se me hace todo mucho más difícil de entender. A lo mejor son cosas de la edad.
Ayer veía en la televisión una concentración en el Valle de los Caídos. Para los que estáis de vacaciones o para los que directamente pasáis de todas las noticias os diré que la polémica viene con querer sacar los restos del dictador Franco de su sitio.  Y convertir el lugar en un sitio de reconciliación y honra a la memoria y a la convivencia.
Pero eso no convence a todo el mundo, así que un domingo por la mañana es perfecto para ponerte una camisa azul, desempolvar la bandera preconstitucional (sí, la del aguilucho) y cantar el “Cara al sol” con más pasión que sentido común.
Y ayer un Borbón sin corona y más gente de la que hubiera creído se concentró con la mano en alto gritando “Franco, Franco, Franco”, “El Valle no se toca”, “Españoles sí, ilegales no”. Comprenderéis mi absoluto pavor. El Valle no es sólo la tumba de Franco y de Primo de Rivera. Es una fosa común. Construido no solamente con mano de obra contratada sino también por 20.000 presos republicanos. Unos 30.000 cadáveres descansan ahí. De los dos bandos. Muchos sin identificar, de hecho más de 14.000.
La siguiente noticia me animó un poco. Nuestros vecinos los franceses, que mientras yo veía las noticias aún no habían ganado el mundial de fútbol, estaban en plena resaca del 14 de Julio. Día de la toma de la Bastilla. Aunque el día nacional de Francia no se celebra ese día por eso, se celebra por la Fiesta de la Federación, que empezó un año después y que fue el inicio más o menos de la revolución francesa.
Las causas de una revolución siempre tienen un elemento común. La rigidez. Visconti lo dice en “El Gatopardo”, debemos cambiar todo para que nada cambie. Que ya sé que sois unos puristas y estaréis diciendo ahora que la obra está basada en la novela de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, pero yo es que vi la película y no me leí la novela y además reconozco sin vergüenza alguna que la vi porque de pequeña adoraba a Burt Lancaster.
A estas alturas ya no voy a retomar el hilo de lo que estaba contando. El día que inventen un GPS para escritura lógica y coherente yo lo compro.
Aunque también es verdad que lo que escribo sale de dentro y por eso y sólo por eso no tiene porqué seguir un orden planeado.
¿Hablábamos de revolución? Dicen que cuando la Pasionaria volvió a España del exilio, dijo que todos tenemos un coche y un piso a plazos y que así era imposible la revolución.
Creo que tenía razón. Ahora tenemos un Smartphone y coleccionamos corazones en Instagram. Aunque muchos de nosotros, a pesar de las noticias, intentamos creer y crear un mundo mejor. Más amable y más humano, como dice la canción.
Hoy tendría que poner una canción que hablara de la paz, algo así como “Imagine” de Lennon. Pero la verdad es que os voy a poner algo para no olvidar el pasado. Y para no olvidar que el odio engendra guerras pero la indiferencia también.
Sed felices.




viernes, 22 de junio de 2018

EL REY BONDADOSO Y UN POCO IMBÉCIL Y OTROS PERSONAJES QUE NOS CONFUNDIERON...


El rey bondadoso era una figura recurrente en los cuentos que leía de pequeña. Solía ser un rey un poco imbécil por cierto. Muchas veces era engañado por miembros de la corte que ansiaban su poder. Un cuñado, un primo lejano o un amigo que se enamoraba de la reina y pretendía borrar la competencia del mapa. Otras veces utilizaba a sus hijas, las bellas princesas igualmente bondadosas y un poco inocentes como eufemismo de tontas, como debe ser una princesa que se precie y eran moneda de cambio para ampliar el reino o bien preciado premio para el primer caballero que luchara contra dragones, bestias o maldiciones y sacara al pueblo de los apuros. El rey bondadoso o más bien su representante armado, ganaba siempre y recompensaba a su pueblo con celebraciones que duraban días y donde todo el mundo era feliz.
Yo solía preferir leer a Astérix que unía a su pueblo para luchar contra la injusticia.
Los cuentos infantiles nos brindaron grandes enseñanzas. Al principio del cuento el héroe solía encontrarse con una persona o con un grupo de personas que estaba en problemas. El héroe, debía ayudarles, primero porque ese era su trabajo y después ya, porque más adelante él sería el ayudado. Y su bondad sería premiada. Al crecer, nos olvidamos de estas enseñanzas y oímos frases como que económicamente no es rentable ayudar a gente con problemas. La vida de 600 personas subidas a un barco, huyendo de hambre y miseria no nos compensa. Los mismos que dicen “si tanto te gustan los inmigrantes mételos en tu casa” cuentan a sus hijos por las noches cuentos donde el caballero mata al dragón, sin darse cuenta que ellos son ahora los dragones. Poner precio a una vida humana me parece más propio de un hechicero malvado que hace pactos con el diablo.
¿Alguien recuerda a los gigantes o ogros que encerraban a los niños en jaulas? Nuestro gigante malvado, es rubio y rico, tiene un mal peluquero y un bronceado de rayos UVA. La gente a la que encierra en jaulas, son familias que se han ido de su casa para encontrar un futuro mejor, ¿no era esa la base del “sueño americano”?
Pero los cuentos, al menos los que a mí me contaban de pequeña tenían siempre una figura importante. La damisela en apuros. La princesa en peligro. La hija de ricos comerciantes solía ser raptada por maléficas figuras para sacar provecho o para su propia diversión. Y ahí llegaba alguien en caballo blanco, soltero y guapo como el que más que la rescataba. Aunque cuentos modernos como “Shrek” o “Brave” intentan adaptarse a los tiempos modernos y nos quieren mostrar princesas que se salvan ellas solas y de paso salvan a unos cuantos más por el camino, las antiguas historias enfatizaban en la frágil figura de la mujer que debe ser protegida y defendida.
La vida real se muestra contradictoria al respecto. A las alarmantes noticias sobre la violencia de género, se suman las sentencias claramente masculinas que responsabilizan a la víctima de sus desgracias y dejan libres a los malos de la trama.
Tuve tres cuentos favoritos de pequeña de los que aprendí muchas cosas. El primero fue la versión Disney de “Cenicienta”. Y aprendí que los animales hablaban y te ayudaban y que había que confiar en las hadas madrinas. Mi madre me soltó que las hadas madrinas no existían y allí se acabó un poco mi niñez. Como me resistía a crecer (aún lo hago), mi segundo cuento preferido era “Peter Pan”. Y aprendí que si los pensamientos alegres te hacen volar, ser positivo te ayuda a lograr cosas increíbles. Mi último cuento preferido era “Juan sin miedo” y me gustaba porque sin saberlo yo, cumplía los requisitos, empezaba con un viaje, ayudaba a alguien y ese alguien le daba una información que le ayudaría más adelante. Pero sobretodo me gustaba porque hablaba con los fantasmas y con sus miedos.
Lo bueno de los cuentos infantiles es que nos brindan un poco de esperanza y están destinados a enseñar cierto sentido común y humanidad a los niños. Lo malo que tienen es que a veces nos enseñan a confiar en reyes o señores que por muy bondadosos que sean, siguen siendo un poco imbéciles y nuestro bienestar depende de su buena voluntad.
¿Y qué nos queda? Pues a mí, me queda de mi infancia una sensación continua de asombro y confusión. Un despertar viendo las noticias y pensando que eso no es lo que nos habían prometido y que los buenos no son guapos y los feos no siempre son los malos. Me dejan una especie de desencanto y de ganas de volver a leer Astérix que sí se apañaba contra las desgracias y además solía pasarlo  muy bien por el camino.
Voy a leer un rato. Ya sé que los animales no hablan porque mi madre me lo dijo al salir de ver “Cenicienta”, pero Haruki Murakami y yo discrepamos. Hay un gato en la terraza que creo que quiere llamarme la atención y decirme algo. Voy a leer alguna historia donde los animales hablen y te entiendan porque se comunican con el lenguaje del alma. Y porque he descubierto que los animales, en la vida real no son crueles. Y que las bestias feroces de ahora visten trajes hechos a medida o togas de jueces que hablan en nombre de la justicia.
Os dejo con un fin de semana por delante hasta la próxima. Sed buenos, empáticos, valientes, pensad cosas alegres para poder volar y sobretodo sed felices.




lunes, 4 de junio de 2018

DESMONTANDO A MARILYN.



El 1 de Junio de 1926, nace Norma Jeane Mortenson, que luego sería conocida como Norma Jeane Baker,  con la ignorancia absoluta que un día sería leyenda.
Norma Jeane tuvo una infancia difícil. Como casi toda leyenda que se precie.
Poca cosa podemos añadir a su comentada biografía. Sus matrimonios por ejemplo. Recuerdo que cuando yo era adolescente vi una foto de Marilyn con uno de sus maridos, Arthur Miller. Y pensé ¿Qué tendría ese hombre desgarbado para atraer a una mujer como Marilyn que podría estar con quien quisiera? Después crecí un poco y leí “Muerte de un viajante” y pensé ¿Qué tendría Marilyn para atraer a Arthur Miller?
Mi idolatría por Marilyn llegó tarde. Yo era muy fan de Rita Hayworth. También de Ginger Rodgers. Para mí, el cine clásico no entendía de épocas, sólo era clásico. La absoluta veneración por la rubia me viene de su personaje Lorelai Lee en “Los caballeros las prefieren rubias”. Siempre creí que en el fondo Marilyn era Lorelai. Cuando me leí el libro de Anita Loos, vi que el personaje era mucho más complejo que en la película y me reafirmó en mi teoría de que Marilyn siempre fue Lorelai Lee.
No imagino las guerras que debió lidiar la rubia en la época de latón dorado de Hollywood. Creo que era un tiempo lleno de Harry Weinsteins por todas partes. Una de sus frases más famosas es “En Hollywood pueden llegar a pagarte 1000 dólares por un beso pero tu alma no vale más de 50 centavos”.
Fue nombrada “Miss Alcachofa” en 1947 en Castroville, California. Su bebida favorita era el Dom Perignon 1953. Era una tardona compulsiva y tuvo serios problemas con muchos de sus compañeros de profesión debido a su actitud de Diva. Su madre era una enferma mental y esa sombra siempre planeó encima de la cabeza de Marilyn con el miedo a que ella hubiera heredado tal enfermedad. Le encantaban los animales y Frank Sinatra le regaló un perro cuando se divorció de Joe DiMaggio, le puso “Maf”, de Mafia. DiMaggio traía flores a su tumba cada semana, como le prometió si ella moría antes que él. Era una mujer culta y se sentía fascinada por la gente inteligente. Leía mucho, escribía poesía y coleccionaba arte. Le gustaba el perfume “Chanel nº 5” cosa que nunca he podido llegar a entender. Fue amiga de Truman Capote. Amante de un par de Kennedys. Y considerada una bella tonta por muchos de sus fans. Ingresó en el Actor’s Studio y recibió clases de Lee Strasberg. Fundó su propia productora y nunca estuvo tan bien pagada como puedas imaginar.
Pero ¿Y la Marilyn humana? Algunas cintas de su último psicoanalista salieron a la luz, revelando una mujer atormentada y llena de miedos. Una criatura insegura.
Su última cena se la trajo Jean Leon a su casa, su plato favorito fetuccini y vino.
Dicen las malas lenguas que una vez Marilyn le propuso matrimonio a Albert Einstein y le dijo “¿Se imagina un hijo nuestro con mi belleza y su inteligencia?” A lo que el físico respondió “Temo que el experimento saliera al revés con mi belleza y su inteligencia”. Nadie habla del alto coeficiente intelectual de la rubia, que algunos dicen era superior al del científico.
Con ella comparto algunos puntos comunes: como su color de tinte, su amor por los animales, algunas inseguridades y su gusto por los hombres listos. No nos engañemos, preferiría compartir sus medidas, su talento y su inteligencia. Pero así son las cosas.
Muchas teorías de la conspiración han hecho correr ríos de tinta a partir de su turbia muerte. Suicidio, asesinato o mala suerte, el caso es que Marilyn se marchó sin despedirse y eso siempre sienta mal. Sin embargo para mí siempre será una de las inmortales del cine. Poco valorada y más famosa por detalles superficiales que por su verdadero yo. No hay duda de que Marilyn fue un gran personaje, quizá el mejor de Norma, su gran interpretación, ojalá su guión hubiera tenido más  páginas.
Hoy no voy a alegraros el final del post con una canción sino con un clip de mi personaje preferido. Disfrutad de la vida. Superad los malos ratos. Bebed vino y tomad el sol. Nuestro tiempo es limitado. Sed felices.  



jueves, 24 de mayo de 2018

ELEMENTAL MI QUERIDO IGNATIUS


Creo que más de una vez he cantado a los cuatro vientos mi casi irracional, infantil, incondicional e icónico amor por el detective Sherlock Holmes.
Sir Arthur Ignatius Conan Doyle (sí, Ignatius) nació un 22 de mayo de hace 159 años. Con tal excusa, como si necesitáramos una excusa, hoy me dispongo a parlotear un poco sobre él.
Creo que me hubiera llevado bien con ese señor. Aunque era médico e intentó encaminar su vida profesional en este campo, según él la falta de pacientes que entraban en su consulta le daba el tiempo necesario para dedicarse a escribir.
Entre algunas curiosidades: le dio clases de golf a Ruyard Kipling; fue uno de los primeros aficionados al esquí que practicó en Davos donde fue a vivir para intentar mejorar la salud de su primera esposa Louise; su vida espiritual era compleja como debe ser, no os fieis nunca de alguien que siempre esté seguro de estos temas; aunque fue criado con cierta religiosidad, la abandonó para volver a ella después de la muerte de Louise y coqueteó con los temas parapsicológicos llegando a ser socio del “The Ghost Club” donde se codeaba con Houdini, otro de mis iconos. Sé que cuando hablo de espiritistas y parapsicología os vienen a la cabeza los programas de madrugada del tarot, pero nada más lejos. The Ghost Club era una asociación nacida en Cambridge, algunos de sus miembros conocidos fueron escritores y poetas como Charles Dickens y W.B. Yeats y otros fueron hombres de ciencia como  Charles Babbage o William Crookes.
Pero volvamos a Conan Doyle, quien fue el padre de la “criatura” más famosa de la literatura policíaca con permiso de Miss Marple y Hercule Poirot. La primera historia donde apareció Sherlock fue “Estudio en Escarlata” el año 1887. Y allí empiezan a compartir el piso 221B de Baker St. nuestro Holmes y el Dr. Watson, siempre bajo los atentos o no tan atentos cuidados de la Sra. Hudson que era su casera. Se comenta que hubo un predecesor del famoso detective que fue creado por Edgar Allan Poe y que se llamaba Auguste Dupin, aunque no llegó a tener la fama de Sherlock, sí que compartía ciertas habilidades con él. Conan Doyle sin embargo, afirma haberse inspirado en un profesor que conoció mientras estudiaba medicina, precursor de la ciencia forense, mente lógica y analítica y poeta aficionado, llamado Joseph Bell. Curiosamente los creadores de la serie “House M.D.” también dicen haberse inspirado en él para la creación de su personaje. Aunque yo siempre pensé que era un homenaje a Sherlock.
Conocí a Holmes siendo adolescente y cuando lo leía siempre pensaba que en realidad el detective era un “alter ego” del escritor; y me pasaba lo mismo con Pepe Carvalho y Manuel Vazquez Montalban.
Hay que reconocer que había muchas trampas en las historias de Sherlock Holmes, las pistas eran casi siempre visibles sólo para el detective dejándonos a los lectores como simples admiradores de su inteligencia y observación y sin poder participar en la adivinación de quién era el asesino. Sin embargo si algo es capaz de seducir es la inteligenci, así que mi corazón estaba a veces dividido entre Sherlock y su eterno enemigo Moriarty.
La relación amor odio que tenía Doyle con Holmes llegó a tal punto que una vez lo dejó morir junto a su archienemigo en las cataratas de Reichenbach, la gente en Londres llevaba crespones negros en señal de duelo, la familia real británica expresó su consternación y Doyle que en principio se negaba a revivir a su hijo literario, decidió  resucitarlo en la siguiente novela, al fin y al cabo había que comer.
No voy a hablar hoy de las adaptaciones cinematográficas y televisivas, que las hay, buenas y algunas insultantemente malas. Hoy me quedo con el aroma de los libros de papel. Dato curioso (para mí) nunca he leído una historia de Sherlock Holmes en mi ebook.
Voy a dejaros con alguna de las brillantes frases del detective de los libros. Entre las cuales no está “Elemental Querido Watson”, eso es cosa de las adaptaciones. A ver si os tiento y os animáis a leer alguna.

“No hay nada más engañoso que un hecho evidente”
“Usted ve, pero no observa”
“Nunca supongo. Es un mal hábito, destructivo para la facultad lógica”
"Me horroriza la aburrida rutina de la existencia. Tengo ansias de exaltación mental"
“Me llamo Sherlock Holmes y mi trabajo consiste en saber lo que otros no saben”

Os dejo hasta pronto y aunque este post tenga sabor de taza de té y niebla tras la ventana, yo tengo ganas de verano y buen tiempo, así que os regalo el verano que nos describió Vivaldi que eso siempre alegra el alma. Sed felices.



lunes, 14 de mayo de 2018

EJERCICIO PRÁCTICO DE ESCRITURA


Hace días que tengo a las musas de morros porque no les hago demasiado caso. Y no se me ocurren temas para escribir. Así que propongo un juego. Coge el libro que tengas a tu lado o el que tengas más a mano. Abre una página al azar y lee la frase. Escribe sobre eso.  Si no quieres escribir, habla sobre lo que has leído. Sin trampas.
“Con Himmler no era necesario mantener conversación: siempre era él quien hablaba.”
El libro es “La cocinera de Himmler” y a pesar de su buena crítica, lleva un tiempo cogiendo polvo en mi mesilla de noche. No digo que sea malo, es sólo que a veces, hay momentos adecuados para leer libros y yo no encuentro el momento para leer este.
Parece que a Himmler le gustaba escucharse. A mí me encanta escuchar. Y guardar cada detalle de las conversaciones que mantengo para ir catalogando a la gente. En mi cabeza hay un extenso bloc donde voy apuntando cosas de mi interlocutor, como por ejemplo, ha utilizado palabras que me halagan gratuitamente y no nos conocemos tanto. Desvía la mirada cuando habla de su novio. Ha levantado un poco la ceja izquierda cuando nos han presentado, desconfía de mí. O bien, ha abierto mucho los ojos, quiere caerme bien. Dice que es el mejor en muchas cosas. Es una persona insegura. Sólo habla de su familia. Cuando le he preguntado cómo está me ha respondido con una conferencia de lo bien que le van las cosas, aunque no me ha preguntado cómo estoy yo. Ha alabado mi blog la segunda vez que hemos hablado, alguien le ha aconsejado que lo haga para caerme bien. O simplemente, me ignora, parece que me escucha pero en el fondo está pensando en otra cosa. Me corta a mitad de una frase, no me pregunta nada, da por supuesto cosas, juzga el precio de mis zapatos…
Siempre he creído que la gente es muy sincera, lo que pasa es que no sabemos leer lo que nos cuentan. No estamos acostumbrados a prestar atención a las palabras que nos dicen, a los gestos que hacen, hacia donde va su mirada al hablar de según qué temas. Es por eso que a veces la gente nos engaña. Pero la verdad es que nos dejamos engañar. Es nuestra culpa.
Todo eso viene porque  acabo de leer que Himmler hablaba mucho de sí mismo. Creo que la gente que habla mucho de sí misma, es gente fácil de manejar. Pero resultan también los más peligrosos. No suelen tener demasiada empatía, son poco tolerantes y acostumbran a ser un poco excesivos: o conmigo o contra mí. Este señor, aprobó un decreto según el cual en 1937 se podía encarcelar a cualquiera que se considerara enemigo de la sociedad. De “su” sociedad. No sé de qué me suena. Es como si ahora haces un tweet en contra de los “innombrables”. Pues me estoy dando cuenta que estamos a un paso de una sociedad muy, muy limitada y de vivir en el universo de Harry Potter.
Pero no nos desviemos. Al leer la frase había pensado escribir algo sobre la naturaleza humana. Sobre cómo nos presentamos ante los demás. Pero como siempre me he perdido por el camino.
Me he dado cuenta que sólo he destacado las cosas negativas que veo en los demás. Cualquier psicólogo diría que estoy a la defensiva. Yo lo llamo instinto de supervivencia.
Pero no voy a hablar de Himmler ni de su cocinera, quien me parece mucho más interesante y voy a hablar de los detalles positivos que veo en mis conversaciones y relaciones con la gente.
Olvidarse del reloj, poner el móvil modo avión (sólo lo hago con contadas personas o cuando tengo poca batería, lo siento). Relajarte tanto que ni te das cuenta que se ha hecho de noche. Comentar cosas sobre cine, sobre canciones o sobre momentos. Empezar hablando del tiempo y acabar descubriendo tesoros templarios o descifrando códigos extraterrestres, lo que quiero decir es que adoro esas conversaciones que son como un viaje sin destino, sabes cómo empiezan y nunca donde terminan. Es ahí, donde me suavizo y se me olvida catalogar a la gente. Donde no me importa la hora, donde me salto la hora de cenar y donde me da pena despedirme. Imagino que las conversaciones son ese paraíso al alcance de todos, pero que pocos ven. Se está perdiendo el arte de la conversación. Porque en el fondo hablamos demasiado de nosotros mismos.
Me ha encantado este ejercicio de escritura. Me ha encantado perderme por el camino. Y no llegar a ninguna parte, eso sí, disfrutando del paisaje. Espero que a vosotros también.
Os dejo con una canción que me gusta. Frank y Ella dicen que “La chica es una zorra”. Gran versión.
Hasta la próxima semana. Sed felices.



miércoles, 2 de mayo de 2018

DE NOSTALGIAS FALSAS Y DISTOPÍAS REALES.


Acabo de leer que las cabinas telefónicas ya no son obligatorias en las ciudades. Y que corren el riesgo de desaparecer. Y me ha afectado un poco. Aunque no recuerdo la última vez que hablé por un teléfono público y la verdad es que hace siglos que no veo ninguna en la calle, han venido a mi mente un montón de recuerdos.
El primero, cuando fui una “au pair” en Dublín y al salir a pasear llamaba a casa a cobro revertido para oír una voz conocida. Una llamada de cuando mi hermana estaba frente al Duomo de Milán y se acordó de mí porque yo le recitaba el tema cuando estudiaba para la selectividad. Ese gesto involuntario de mirar si había sobrado alguna moneda aunque la llamada ya se había cortado porque el dinero había terminado. He recordado lo que me costó ver una cabina roja típica en Londres, fue el segundo día creo y estaba cerca del Big Ben. Y por supuesto he recordado la cabina con nombre propio, más grande por dentro, azul, nave espacial y máquina del tiempo del “Doctor Who”.
Los tiempos cambian y nosotros con ellos. Y me doy cuenta de lo mayor que soy por la de cambios que he vivido en mi vida. Ahora me parece imposible salir a la calle sin mi móvil. Me parece imposible no entrar en Facebook o ver las fotos de Instagram y descubrir que hacen mis amigos.
E imagino que me encuentro con mi yo de pequeña y le digo, vas a ver cosas increíbles buenas y malas, aprende de todas y no dejes de maravillarte. Porque cuando yo miraba la tele en blanco y negro, lo más parecido a un móvil era el zapatófono del “Agente 86” o los guantes del “Inspector Gadget”.
Casi todo lo que antes era ciencia ficción ahora es realidad. Es más, muchas veces supera la realidad. Y todos nos vamos adaptando a estos cambios casi sin darnos cuenta. Creo que la esperanza de vida ahora es más larga, ya no por la buena alimentación y la mejora de la calidad de vida que tenemos, sino porque en el fondo todos estos avances nos obligan a estar alerta, a no dejar de aprender. Y mientras mantengamos las ganas de aprender seremos eternamente jóvenes.
“Jóvenes” con ataques de nostalgia, como yo al leer que las cabinas de teléfono desaparecerían.
Pero se nos pasará enseguida, es un sentimiento un poco falso ya que no querríamos volver atrás y porque inventarán nuevas cosas que nos dejarán entusiasmados y que aceptaremos como cotidianas al poco tiempo. Aunque eso también sea un arma de doble filo. Quizá sería necesario recordar que no siempre todo ha sido así de “fácil”. Y no dejarnos embriagar por las luces fluorescentes de la pantalla. Porque no todos los cambios son buenos. Y también nos acostumbraremos a estas situaciones sin  protestar demasiado, en nombre de la modernidad.
De hecho en China han decidido tomar ejemplo de la terrorífica serie “Black mirror” y poner un sistema de puntuación al ciudadano. Dando beneficios a los mejor puntuados y sancionando a los que tengan las puntuaciones más bajas. Así, se pretende, dice el gobierno chino, animar al ciudadano a un comportamiento más cívico. Los mejor puntuados podrán alquilar bicis sin dejar depósito, acceder a colas prioritarias en hospitales o Bancos… los peor puntuados no podrán acceder a cama en un tren nocturno, perderán el derecho a la seguridad social, no serán considerados para ningún cargo público o alto puesto en los sectores de alimentación y medicamentos y sus hijos no podrán acceder a las escuelas más caras.
¿No os recuerda mucho al primer episodio de la tercera temporada de la serie?
Aunque este tema se encuentra en fase de desarrollo se prevé que hacia el 2020 sea obligatorio para todos los ciudadanos.
A mí me ha parecido absolutamente terrorífico. Es como el principio de una distopía. Una distopía penosamente real.
Pero hoy es hoy y estoy decidida a centrarme en lo bueno. Y lo bueno es que brilla el sol y que como no tenemos ninguna idea de lo que pasará mañana, lo mejor será imaginar lo maravilloso y pensar que puede hacerse realidad. Os dejo con una canción que ha sacado el siempre optimista Jason Mraz ahora que llega el buen tiempo para que la cantemos a gritos mientras viajamos en coche y que quiere que seamos felices y lo tengamos todo. Así que esta vez Jason y yo os deseamos lo mismo. Sed felices.




EL CREADOR DE DISTOPÍAS

  Tengo un amigo que ama las distopías. Escribe sobre ellas y parece que todo lo analiza con precisión quirúrgica, cuando lo imagino delante...