lunes, 26 de junio de 2017

Encontrarás al hombre de tus sueños.

Aunque el título del post hace referencia a una película de Woody Allen no voy a hablar de cine. Voy a hablar de esa manía por conocer el futuro. Sí, soy de las que a veces se lee el horóscopo. Y también soy de las que no cree nada de él. En una universidad americana hicieron un experimento. Dieron a cada uno de sus alumnos sobres cerrados con características de su signo zodiacal. Todos se reconocieron en él. Sin embargo les enseñaron que en todos los sobres ponía exactamente lo mismo. Sale en la película “Red lights” pero el experimento se hizo de verdad. ¿Habéis sacado ya vuestras conclusiones?
Los horóscopos me recuerdan un poco a las profecías de los viejos oráculos. Esos en los que una coma o la entonación variaba todo el significado: “¿Vamos a sobrevivir la batalla?” “No moriréis”, “No, moriréis”. Y así, hasta ahora.
Sí creo que nacer en cierta zona geográfica o en cierta estación puede condicionar tu carácter. Por ejemplo yo nací en otoño, muy cerca del día todos los santos. Eso quiere decir que gracias a los “panellets” tuve pocas tartas de cumpleaños. Y que odio bastante pasarme el día después de mi cumple en la cocina haciendo “panellets”. Para los que no sois catalanes, me refiero a unos dulces de almendra y azúcar con un tiempo de cocción muy delicado. Al nacer cerca del 1 de Noviembre y su inacabable ruta por los cementerios, te sientes como si las diosas del destino te dieran un mensaje. Cloto te da la bienvenida, Laquesis te dice que aproveches bien tu tiempo y Atropos te dice que un día cortará el hilo de tu vida.
Pero eso nada tiene que ver con la posición de los planetas cuando nací. A mí me influenciaba Plutón y ahora ya no es un planeta. Nada tiene que ver con el “Compra lotería hoy estás de suerte”, “Encontrarás al amor de tu vida esta semana” o “Vigila bien tus negocios”. La lotería se rige por las leyes del azar como explicó perfectamente Terry Pratchett en “Mundodisco”, el día en que encuentras el amor de tu vida es el día en que te enamoras de ti y más vale que siempre vigiles tus negocios.
Hay que reconocer el negocio que conlleva el tema de conocer nuestro futuro. Creo que todos somos seres racionales, pero a veces tenemos momentos de debilidad que fracturan nuestro raciocinio y por esa fractura se cuelan adivinos, tarotistas y algún homeópata. Por esa fractura queremos abrir una ventana al futuro y vamos a que una señora nos eche las cartas. Yo he estado al otro lado. Hace un millón de años que también jugué a tirar las cartas del tarot. Reconozco que aún me fascinan sus dibujos. Tuve tantos aciertos como errores. La ley de la probabilidad es así. Debo reconocer que a los tarotistas con fama de “Lo acertó todo”, yo los fichaba para hacer perfiles criminales en Quantico. Porque no leen las cartas, te leen a ti. Leen tu expresión cuando te sale la muerte, te tranquilizan y te dicen que es un cambio en tu vida ¿y quién no sueña con un cambio en su vida? Sobre todo si vas a conocer tu futuro.
Para escribir este post, me he paseado por páginas del horóscopo. Y resulta que contra todo pronóstico, incluso el meteorológico, me espera una gran semana. No penséis que soy cínica y fría, al ser Escorpio suelo ser un poco escéptica y me cuesta creer. Así que tengo excusa. Sí, resulta que también somos paradójicos.
Os dejo con una frase de alguien en quien sí creo: Paul Auster. “Queremos sentir que tenemos el control de nuestra vida, pero estamos sujetos a las fuerzas del azar y la coincidencia”.

La música que oía mientras escribía este texto es de Fiona Apple, a quien hacía tiempo que no escuchaba y hoy a venido a mí. Disfrutad del presente porque el futuro aún no existe y por supuesto sed felices. 

lunes, 19 de junio de 2017

Los Guardianes.

“No me gustan las palomas, no respetan el arte público”. Con esta genial frase, Niles Crane de la serie Frasier, me hizo pensar que soy un poco como él. Sin embargo no todos los animales son tan soeces como las palomas. Ayer por la tarde estaba en una agradable conversación que empezó con los superhéroes de Marvel y no sé cómo, imagino que por los gintónics, derivó a los animales que “cuidan” del arte. Mi hermana nos explicó la historia de los murciélagos de Coímbra.
Hoy he navegado un poco por internet y he leído sobre el tema. La biblioteca Joanina data del siglo XVIII, y se conoce por ser una de las más espectaculares del estilo barroco en Europa. Pues resulta que por las noches una colonia de murciélagos se ocupan de acabar con los insectos y ayudan a proteger los 70.000 volúmenes del recinto. Como no hay ningún entrenador de murciélagos reconocido y la verdad es que dejarían un rastro de guano por todas partes, antes de cerrar, los trabajadores extienden unas lonas de cuero sobre las magníficas mesas del recinto.
Hay más animales guardianes, como los gatos del museo Hermitage de San Petersburgo. Se dice que este museo cuenta con felinos desde tiempos del Zar Pedro I. Para proteger las obras de arte de las ratas, el museo tiene actualmente una legión de unos 70 gatos que ya forman parte del “personal” del Hermitage. Tienen su sede en el sótano, donde los cuidan y viven y creo que son los gatos más afortunados del mundo. Deben ser gatos acostumbrados a la belleza. Me los imagino siesteando delante de los cuadros de Van Gogh o Gauguin. ¿Tendrán sus cuadros preferidos? Me gustaría pensar que sí.
Y cambiando de tema, como esta semana se acerca el solsticio vamos a ponernos de punta en blanco para recibir como se merece al verano. Aunque creo que meteorológicamente ha llegado antes, y eso confirma mi teoría, ya que siempre he creído que él y la primavera tenían una historia de amor. Y este año se han reunido. Apasionadamente creo.
Cada estación tiene sus cosas, su particular personalidad. Si el invierno está asociado al recogimiento y la lectura de clásicos frente a la chimenea (mi mente funciona así, en technicolor), el verano está asociado a la libertad. A los paseos en coche por los pueblos de piedra, a caminar descalza, a poner los pies en el agua del río y a ser feliz. Os deseo un verano libre, verde y azul. Hoy la banda sonora la pone Paloma Faith, a quien descubrí la semana pasada porque alguien la colgó en mi muro de facebook. Os la aconsejo. Y os dejo con su versión de "Never Tear Us Apart" Sed felices.



lunes, 12 de junio de 2017

PEQUEÑOS RITUALES

Pequeños rituales. Seguro que tenéis alguno. No quiero decir apagar y encender las luces de una habitación cinco veces seguidas para ahuyentar a los malos espíritus. Quiero decir cosillas cotidianas. Como sacudir un par de veces el azúcar antes de echarlo al café o mover la cabeza para acomodarla a la almohada cuando vas a dormir. Diréis que son simples e inofensivas costumbres. Pero no es así. Son pequeñas señales que nos identifican y quedan grabadas en los demás. Cuando desaparecemos, esos insignificantes gestos se quedan en las mentes de los otros. Y a veces al ver a alguien hacer lo mismo, se acuerdan de nosotros. Hoy hablo de esto porque mientras estaba tomando café, un abuelo y su nieto estaban desayunando a mi lado. El abuelo veía al niño comer su croissant de chocolate y se reía. Yo mientras hacía como que mandaba mensajes en el móvil iba escuchando la escena. El abuelo le dice al chico “Biel, tu abuela hacía lo mismo que tú, cuando comía algo que le gustaba cerraba los ojos”. Me ha parecido una conversación tan íntima, que me ha dado un poco de vergüenza inmiscuirme. Pero ya era tarde, el abuelo se ha dado cuenta que yo escuchaba y le he sonreído, me ha devuelto la sonrisa imagino que por educación.
Esto me ha hecho pensar en qué gestos o costumbres de mí, quedarán grabadas en los demás. Anteayer me dijeron que alguien había comentado que no había que fiarse de la rubia (esa soy yo), que parecía que estaba tomando un café tranquilamente pero que analizaba todo lo que pasaba a mi alrededor. Sí  Sr. Juanjo, suelo hacerlo. Aunque no creo que sea un rasgo malo. Creo que forma parte de querer escribir. Estudias detalles, espías conversaciones y coleccionas miradas, después toda esa información se cuela consciente o inconscientemente en la construcción de tus personajes de ficción. Aunque también debo decir que tengo días y días. A veces podría estar sentada al lado de Donald Trump y yo le inventaría una historia de un señor que se ha escapado un rato a tomar una cerveza para evitar ir a la compra con su señora. Y no me daría cuenta de que es él. Sí, a parte de cotillear, suelo inventar historias para la gente que está a mi alrededor. Cuanto más raras mejor. 
Os confesaré un pequeño ritual que tengo cuando conduzco. A veces pienso en alguien y pongo el aleatorio de canciones para ver cual le sale, por si hay algún tipo de relación, por si le gustaría o no. Con mi selección musical pueden salir cosas muy bizarras.

Tengo otros rituales, pero eso ya se queda entre mis conocidos y yo. Ayer al subir al coche, puse el aleatorio y dije mi nombre. Me salió esta canción. No es que me entusiasme tanto como antes, pero me hizo viajar a un verano del pasado. Guardaos del calor. Y como siempre, sed felices.


lunes, 5 de junio de 2017

Crear siempre empieza por soñar.

Siempre he pensado que la creatividad era algo inherente al ser humano. Igual que la maldad o la bondad. Pero ayer, estaba conduciendo y escuchando “Fallo de sistema” en Radio 3, y tuvieron el detalle de hacerme dudar. Sólo un instante, pero se agradece. El tema era: “¿Son las máquinas creativas?” No hablamos de la Inteligencia Artificial, hecha siempre por humanos a base de algoritmos que te programan para hacer algo. Hablamos de creatividad, de la capacidad de una máquina de “decidir” hacer algo. Aunque el señor que hablaba, estaba más que titulado y cualificado para el tema, a mi no me acabó de convencer. Dicho con toda la humildad posible. La verdad es que aunque acepto que los animales sí pueden tener cierta creatividad, como unos cuervos que doblaron un alambre para hacer un gancho y coger comida, según un experimento que relataron ayer, para mí la creatividad no humana llega hasta aquí. Utilizar tu cabeza para conseguir algo. Bien por los cuervos. Bien por los primates que aprenden el lenguaje de los signos. Bien por las máquinas que te ganan al ajedrez. Pero la creatividad, entendida como la imaginación de algo bello, a veces inútil en el sentido práctico, o algo que te haga estremecer… ahí, ya me muestro más reticente. Creo que ser creativo va unido a la sensibilidad, a los sueños, a la necesidad de ser inmortal. Cuando me hablan de creatividad no distingo entre tecnología o arte. Aunque sí sé que es distinto crear un Iphone a pintar un cuadro. Pero incluso la idea del Iphone, que desarrollaron técnicos e ingenieros, fue imaginada por un soñador. ¿Dónde quedan los cuadros, las canciones, los libros, las fotografías o los edificios que te hacen palpitar? Creo que el “toque humano” siempre será necesario. Naturalmente seguiremos con la mente abierta y a la espera de que alguna máquina se ponga creativa, aunque el día que lo haga, estamos perdidos.
Y para que entendáis mejor lo que digo, os voy a nombrar unas cuantas cosas creadas por los humanos. 
La primera, un cuadro que me conmueve: “El nacimiento de Venus” de Sandro Boticelli. Creo que esta imagen forma parte de nuestra cultura colectiva, pero si no lo conocéis porque vivís en Marte o porque sois fieles espectadores de Tele 5, googleadlo.
La segunda una novela corta de Somerset Maugham: “La luna y seis peniques”, sobre la vida del pintor Paul Gauguin, aunque en la historia, el personaje se llame Strickland.
La tercera el templo gótico Sainte Chapelle de París. No os lo puedo describir, hay que verlo y sentirlo.

Y la última, una pieza musical de “Los miserables”, se trata del inicio de la revolución, “Do you hear the people sing?”, basada en la novela de Victor Hugo, y con la música compuesta por Claude-Michel Schönberg, cuando la escucho puedo sentir desde la ilusión por un mundo mejor, al fracaso que viene después. Naturalmente os dejo con esta canción, es una versión cortita, para que os animéis a escucharla, no seáis cerrados porque sea un musical. Hasta pronto, sed creativos y sobretodo sed felices.


EL CREADOR DE DISTOPÍAS

  Tengo un amigo que ama las distopías. Escribe sobre ellas y parece que todo lo analiza con precisión quirúrgica, cuando lo imagino delante...