viernes, 15 de diciembre de 2017

TODO LO QUE QUIERO POR NAVIDAD

Pronostico que dentro de diez días, algunos de vosotros estaréis a punto de sentaros a la mesa. Calcularéis con ojo crítico la cantidad de turrón que podréis comer sin sentiros mal, el rato que debe pasar entre un plato y otro. Diréis que os gustan los regalos y puede que los vea colgados en “Wallapop” antes de la hora del café. Y brindaréis por la Navidad. Llamaréis a los que están lejos. O les mandaréis mensajes, todo vale. Abrazaréis a los cercanos y seguramente os dormiréis delante de una película alemana donde una madre soltera vuelve a creer en el amor gracias a Papá Noel y a una carta escrita por su hija. Después os quejaréis de las fiestas, calcularéis con muy mala leche las horas de gimnasio que os costará deshaceros del “un día es un día” y tiraréis los envoltorios rasgados de vuestros regalos a la basura.
Y volveréis a quejaros de la pereza que os dan las fiestas y de lo contentos que estáis de volver a la normalidad.

Pero pienso que siempre hay maneras distintas de vivir las mismas experiencias.
Y yo soy de la legión de adultos que cree en la Navidad sobre todas las cosas. No son los regalos. Es la alegría. La buena energía. Son los abrazos. Los mensajes. El ruido de las copas que chocan al brindar. Estoy convencida de que el ruido de un brindis tiene poderes mágicos.Al fin y al cabo, estáis brindando por la esperanza. Es la música y son las luces en la calle. Las películas que hacen reír. Las películas que hacen llorar. Los encuentros con gente que añoras todo el año. El decirle a tu madre que todo lo que ha cocinado está fantástico y hacerla callar cuando como cada año dice: “este año no sé si me ha salido bien”. Aunque sepa que sí. También es seguir algunas tradiciones como escapar de casa el 25 por la mañana para ir a tomar café. Y que la gente te salude con un “Felices fiestas”, aunque no te conozca. Es disfrutar de los turrones porque “un día es un día”, y ya habrá tiempo de quemarlos después. Y si no se queman, pues me parece perfecto porque el invierno es largo y frío. Es esa época en la que tarareas sin darte cuenta a Frank Sinatra, a Michael Bublé y a Mariah Carey. Y además sientes amor. Y pocas situaciones te enfadan. Porque por tradición, en los diez días que nos quedan hasta el día de Navidad, tendríamos que obligarnos a ser optimistas. A ver el lado bueno de todo. A ponerlo fácil a la vida. Y a soñar en imposibles. Y seguir soñando hasta que se hagan realidad.
Lanzo desde aquí mi felicitación para todos. Me gustaría brindar con cada uno de vosotros. Así que desde aquí brindo, os miro a los ojos y os mando mis mejores deseos.
Mi deseo es que seáis capaces de amar y de imaginar. De apreciar y de agradecer aquello que tenéis.
Mi orden es que os pongáis de buen humor cuando terminéis de leer este post. Quiero que os contagiéis de sonrisas y abrazos. Que no os de miedo ser cursis. Que os dejéis llevar.   
  

Y naturalmente ahora más que nunca: Sed Felices.



lunes, 4 de diciembre de 2017

TERRAPLANISTAS VS. SENTIDO COMÚN.

Lo bueno que tiene la vida es que muchas veces te sorprende. A veces para bien, a veces para mal, pero la cuestión es que no te dejen indiferente las cosas. Y nada indiferente me dejó el trending topic de la semana pasada de “Earthflatters”. Los terraplanistas defienden la postura de que la tierra no es redonda. Naturalmente, al principio creí que se trataba de una broma. Pero se ve que hay un alto número de seguidores de esta teoría. Cosa que reafirma dos cosas: mi poca fe en el sentido común de la humanidad y que mucha gente SÍ puede estar equivocada.
Me he leído un montón de foros y páginas web que me han dejado más confusa de lo que estaba. No sobre la redondez de la Tierra, sino sobre los límites de la estupidez de alguna gente. Ya puedes hablarles de pruebas irrefutables, ya puedes apelar a los “Startrails”, al efecto coriolis y al sentido común. Ellos siempre te rebatirán tus razones. Seguramente gritando, que es la manera que tiene la gente de expresar las tonterías.
Pero la cosa va más allá. Existe una página web la www.theflatearthsociety.org donde encontrarás (en inglés) montones de razones por las que un señor llamado Samuel Shenton fundó en 1956 esta asociación, o más bien le puso nombre a otra que ya existía: la “UKS” (Universal Zetetic Society) que vendría a ser como un club de escépticos fundado por otro señor: Samuel Birley Rowbotham  apodado “Paralax”. Claro que este hombre nació en 1816 y también se dedicaba a vender elixires mágicos que lo curaban todo.
Volvamos a la página web. Ante la pregunta de que cómo no han visto quienes han viajado al espacio que la tierra era plana, ellos contestan con un “Se trata de una conspiración”. Ante la pregunta de las evidencias fotográficas, ellos responden que no creen lo que ven en las fotografías. La explicación del día y de la noche sería que el sol da vueltas concéntricas sobre nosotros (para que lo entendáis, imaginad a un buitre planeando sobre su cena) pero no llega a iluminar toda la superficie de la tierra. Olé sus… eso.
Pero como más arriba está el link con la dirección web pues os lo leéis y ya os formáis una opinión.
Por cierto si alguno de vosotros hace alguna búsqueda del tema en internet id con cuidado. Yo navegando por la red he encontrado teorías tan curiosas como “el nuevo orden mundial”, la existencia del “Shambhala” (no confundir con la atracción de PortAventura) y las civilizaciones avanzadas que viven en el interior de la Tierra. A los seguidores de la teoría de la Tierra hueca me encantaría verlos discutir con los terraplanistas. Así, en plan tertulia de tarde. ¿Algun programa se anima?
Voy a despedirme diciendo que respeto todas las opiniones, pero respeto más a la gente que no dice burradas y opta por estudiar antes que creer cualquier cosa que se publica en internet.
Hoy repito canción, pero es que creo que va con el tema y además me encanta. 

Feliz semana, leed, abrid vuestra mente y sed felices. 




lunes, 27 de noviembre de 2017

INSPIRACIÓN

Mis musas están de huelga. O de vacaciones. Hace unos días que no vienen a verme como suelen hacer.
Normalmente me visitan en sueños. A veces en el duermevela, esa frontera mágica entre las seis menos diez de la mañana y las seis y trece. Cuando vienen en sueños, suelen estar felices. Me llevan de la mano a mil sitios y tiempos distintos. Con ellas he tomado champán helado bajo la nieve del cielo ruso. He visto auroras boreales y les he silbado una canción para que bailen para mí. Una vez fuimos a un 4 de Julio a ver los fuegos artificiales desde la orilla de un lago. Y en otra ocasión fumamos opio en un barrio poco recomendable. Vi América antes de ser descubierta por Colón. Y vi también como limpiaban la guillotina después de decapitar a María Antonieta. He visto océanos enfurecidos y he oído como el canto de las sirenas desviaba a marineros que se dejaban llevar por la magia. Conocí a la señora que le hacía la colada a Leonardo Da Vinci. Y acaricié a los gatos de Cleopatra.
Una vez les pregunté a mis musas por qué no me llevaban a los momentos claves de la historia. Por qué no podía ver a Napoleón, conocer a Da Vinci y no a su criada. Ellas se enfadaron conmigo. Y estuvieron un tiempo sin venir. Pero como las musas aprecian la adoración y yo las adoro me perdonaron y volvieron a inspirarme. No volvimos a hablar del tema hasta que una tarde tomando café en el Algonquin de Nueva York me preguntaron. “¿Entiendes ya por qué no conoces a ningún famoso en tus sueños?”
Yo no podía mentir a la fuente de mis inspiraciones y negué con la cabeza. Ya está, pensé. Han vuelto a enfadarse.
“Estás demasiado contaminada con la realidad para ser capaz de ver la belleza. Los humanos estáis cegados por la fama. Pero la inspiración viene de los pequeños gestos. Cuando despiertes Dorothy Parker se sentará en tu misma silla con sus amigos y charlarán de arte, de literatura y se emborracharán. Hace tiempo que no la visitamos porque sabemos que no nos necesita. Ella ha encontrado la inspiración porque sabe mirar al mundo y hacerse las preguntas correctas. Las musas nos escondemos en los detalles. Los gestos de los humanos. Estamos justo antes de que estalle la revolución. Visitamos a Cervantes antes de que escribiera la primera línea del Quijote. Le aconsejamos a Stan Lee que siguiera soñando en superhéroes. Estábamos allí cuando los dueños de la sopa Campbell contrataron a Andy Warhol.
Pero tú no puedes inspirarte en las grandes figuras. Debes beber de la misma fuente que los inspiró a ellos. Debes contactar con la esencia, con lo cuotidiano. Mira la taza de café de la mesa vecina y piensa qué decisión estaba tomando esa señora. O qué fue lo que pensaban en las cocinas de Versalles mientras arriba había música en el salón de los espejos. Fíjate en los detalles”.
Y lo intento. Juro que lo intento. Por eso me gusta observar e inventar historias. Pero las añoro a ellas. Aún no estoy lista para volar sola. Un día lo haré, pero aún necesito que me cojan de la mano y me guíen por el mundo. Si en sueños, veis a mis musas, decidles que las echo de menos. Y mandadles recuerdos. Yo las espero detrás del arco iris.
Os deseo una semana llena de inspiración y de paseos por la cara oculta de la luna. Sed felices.



lunes, 20 de noviembre de 2017

SOMOS LO QUE VEMOS

Mi mente a veces juega a ser rara, quiere ser original y se pone a crear mundos con un código único.
Por ejemplo, asocio imágenes con palabras, cuando pienso en la palabra “Tristeza”, viene a mí una imagen de un domingo de niebla espesa y calles vacías. Cuando pienso en la palabra “Aburrimiento” veo un desierto infinito, dentro de un lento reloj de arena. Los aromas de vainilla y canela los asocio con la gente que me gusta. Y el sabor del chocolate negro lo identifico con la tentación. Las primeras notas de la canción “Take Five” de Dave Bruebeck me aseguran que voy a pasar un buen rato. Y los carteles de las películas en el metro me prometen viajes a lo desconocido.
Y es que nuestra mente, nuestra vocecilla interior, es la responsable de que vivamos las cosas de una manera o de otra. Por ejemplo, puedes ir a un mercadillo, dar una vuelta, tomar un café y volver a casa. Y aquí se acaba todo. Has visto lo que te muestran. No has comprado nada, o quizá sí. Un cuadro de madera que tiene dos años y está fabricado en China, imitando un cartel de los años 50 en Norteamérica. También lo venden en Ikea.

O puedes darte una vuelta por los mercadillos de segunda mano. Y vivirlo. Si yo tuviera un puesto en uno, regalaría el relato de cada objeto expuesto.
Por ejemplo, este reloj sólo marcó las horas felices. No funciona pero son las 3 y 10 como en el cuento de Benedetti, se quedó parado aquí porque fue la hora más fantástica de su existencia. Cómprelo y seguro que algo bueno le pasa a esta hora. Eso sí, debe mirarlo cada día, un reloj se deprime cuando no lo miran y tiende a señalar sólo las horas amargas.
Quédese con este pañuelo, cada vez que lo ponga alrededor de su cuello va a sentir que es sábado por la tarde y oirá una melodía de Gershwin. ¿No le gusta Gershwin? Entonces pruebe con esta bufanda, se quedó anclada en un concierto de los Rolling en el año 1979. Va a pasarlo usted genial, ya me contará.
Si se lleva este juego de café, cada vez que lo utilice le llegaran imágenes del líquido que contenga la taza, yo una vez tomé un café tan fuerte que viajé a Colombia desde mi salón. Fue bonito, pero me resfrié. Un paisaje precioso, eso sí.
¿Este espejo? Es un poco peligroso. Refleja las vidas que no hemos vivido. Sólo debe comprarlo en dos situaciones, la primera que esté usted perfectamente feliz con sus decisiones vitales. La segunda que sea usted profundamente infeliz con ellas. En el primer caso se dará cuenta de la suerte que ha tenido con los caminos escogidos. Pero si es usted infeliz, puede ver sus otras vidas como si viera la televisión. Para entretenerse un poco. Y quién sabe si en algún momento le inspirará para vivir su vida como quiera. Ya sabe que todo lo que usted desee está a una decisión de distancia.
Veo que le interesan los libros antiguos. Estos le contaran historias interesantes, no tienen nada de sobrenatural, pero al mismo tiempo tienen toda la magia de un libro ¿qué más podría pedir? En el fondo un libro es el objeto más poderoso que existe, pero también el más complejo, no todo el mundo sabe utilizarlo.
No compre esta alfombra. Está maldita. Se pierde y aparece en los lugares más insospechados. No sé que hace aquí, la verdad es que no quería venderla. Hace años que la tengo encerrada en mi armario de cosas para reparar, pero aparece aquí cada domingo. No se deje engatusar, está tejida con la seda de Cachemira y parece una ganga, pero le va a traer más de un dolor de cabeza, sobre todo porque cuando se pierde nunca regresa vacía. Una vez vino con un señor desconcertado, otra con una moneda celta y otra, para mí la peor, vino con día perfecto de verano, desde entonces nunca he podido vivir otro igual, ya que todos los comparo con aquél. Llévesela y no me la pague, me sentiría mal cobrando por ella.

Creo que con este extraño post, lo que quiero decir es que somos lo queremos ver, y vivimos lo que queremos vivir. Nadie debería conformarse sólo con lo que se muestra a simple vista, eso reduce la vida a simple existencia. 

Sigo con mi lunes, le doy un descanso a mi mente y me pongo a trabajar. Mi reloj aún no marca las 3 y 10. Os dejo con una orden que a la vez es un deseo. Soñad con aquello que deseáis. Y naturalmente, sed felices.


lunes, 13 de noviembre de 2017

COSAS QUE HACES UN FIN DE SEMANA LARGO.

Noviembre nos trae el final del buen tiempo. Y con eso los festivales de jazz, el cine, el aroma de castañas por las calles y las infusiones té con canela.
Voy a comentar alguna de las cosas que he visto estos últimos días.
Como una comedia siempre viene bien, me animé a ver el estreno de la nueva película de Berto Romero y Carlo Padial, “Algo muy gordo”. Pero no me reí mucho. Aunque tiene algún gag bueno, y se le nota la intención de comedia un poco distinta, me descolocó bastante. Berto por supuesto está impecable, pero es que mi debilidad por este señor no me deja tener ninguna opinión objetiva. La historia trata del rodaje de una película en “croma”, y puedes sentir la dificultad de los actores que trabajan con ese sistema. Todos los actores que salen son buenos pero siento decir que la película mejora bastante cuando Carlo Padial se retira y coge la historia Berto. Podía haber sido algo muy bueno y divertido, pero no. O quizá no supe entenderla. 
Decepcionadilla por esto, decidí hacer una doble sesión como cuando era pequeña y fui al estreno de “La librería” lo último de Isabel Coixet. Y tampoco me convenció. Empieza con un toque que recuerda un poco el ambiente de “Chocolat”, pueblecito cerrado donde se instala una librería. En el pequeño pueblo están reunidos todos los clichés del mundo. La viuda tímida y valiente, la niña despejada y descarada, el misántropo que en el fondo es una buena persona y vive dentro de los libros, la mala excelentemente vestida e impecablemente interpretada por Patricia Clarkson y el aprovechado vividor, traidor y malísimo de la historia. Abusando de las pausas dramáticas, y con personajes más planos que las extensas llanuras de La Mancha, casi me duermo. Lo siento. Echo de menos a la directora de “Cosas que nunca te dije”. Echo de menos los diálogos buenos que no necesitan frases que parecen sacadas de una taza de Mr. Wonderful.
Y termino hablando de cine con algo que sí recomiendo.
“En cuerpo y alma”. Película búlgara de la directora Ildikó Enyedi. Con una deliciosa y atípica pareja protagonista que se atreve a superar las dificultades y lucha por conseguir la felicidad, que a veces es más sencilla de lo que parece. Un viaje por la soledad, el dolor y el amor. No voy a decir nada más. Hay que verla.

También cabe en mi fin de semana muy cultural algo de música. Dentro de los conciertos del festival Jazz Tardor de Lleida, ayer asistí al de Wallace Roney. Un trompetista y su quinteto que me hizo viajar en el tiempo y el espacio con una gran actuación en el “Café del Teatre”. Hay que mencionar la increíble interpretación del jovencísimo saxo Emilio Modeste, oiremos hablar de este chico.  Es difícil explicar lo que sientes cuando vas a un concierto de jazz y lo disfrutas. Empieza con las primeras notas y vienen las mariposas al estómago, después sin darte cuenta, algunas sintonías rescatan o descubren imágenes que a lo mejor tenías en tu cabeza o a lo mejor tu cabeza acaba de inventarlas para ti. Y lo mejor de todo, cuando los músicos se sueltan y tú te sueltas con la música y en tu mente las imágenes que veías son sustituidas por notas que se transforman en colores, sobre todo en color azul. Es como un gran final. Después la canción suele morir, y te sientes como si llegaras a la orilla después de hacer una gran travesía nadando a mar abierto. Cansada y feliz. 
Otra cosa que me seduce es cuando veo a los músicos salir a escena sin partituras. Con la valentía de empezar un viaje sin mapa y sin reserva de hotel para dormir. Y me viene a la cabeza una frase que me decía un amigo que toca la batería, “ensayar es de cobardes”.

Sé que os esperaríais que pusiera una canción de jazz para cerrar el post, pero también sé que nadie la va a escuchar, así que elijo una canción de una de las películas que vi. Esta semana salid a escena sin partituras y sed valientes, pero sobre todo sed felices.


martes, 7 de noviembre de 2017

El agua no está tan fría.

A veces en la vida se te cruza un instante en que todo puede cambiar. O no. Instantes en que la decisión y la duda se baten en un duelo a muerte.
¿Habéis estado alguna vez a punto de tiraros a una piscina y os habéis parado a mirar el agua? Por un período pequeñísimo de tiempo, tu cerebro está evaluando si el agua estará fría o no y durante ese momento también decides lanzarte, aunque no seas consciente de ello. Pero si dudas demasiado, te echas atrás.
Eso es lo que quiero decir. A veces el destino te lanza llaves para abrir puertas que te desvían de tu camino. Y tú coges la llave al vuelo o la dejas caer. No es mi intención ponerme metafísica pero es que la metafísica me encanta. Siempre he creído que las puertas no aparecen por casualidad y que tú eliges y al mismo tiempo no eliges abrirlas. Si las empujas se convierten en tu vida y si pasas de largo, una parte de ti pasa por ellas, ampliando así nuestro multiverso.
¿Tomo un café aquí y leo un rato o me voy a casa y veo una película? ¿Llamo a alguien para quedar o voy a molestarlo? ¿Me voy de viaje o me quedo y así ahorro? ¿Elijo comedia o drama?
Ayer estaba en una carretera, llevaba unos veinte minutos con la música fuerte y cantando. Llegué a un cruce y de repente pensé. A la derecha Francia a 50km, a la izquierda mis obligaciones a 126km. Y por un breve momento pensé ¿Y si…? Un coche detrás de mí tocó el claxon y como si despertara cogí el camino de la izquierda. Me despedí de mi instante de locura mirando el retrovisor y en la siguiente curva oí como una puerta dimensional se cerraba.
De camino a mi vida iba apoyando mi sensata decisión: la gente no hace eso fuera de las películas, ¿a quién conoces tú en Francia? Si no hablas ni el idioma, tienes 0 ahorros y tienes responsabilidades. Pero en un rinconcito de mi mente yo iba conduciendo un descapotable por una carretera secundaria del sur de Francia en una imagen muy mejorada de mí, sentía el aire en la cara y pensaba parar en el siguiente pueblecito para tomar una copa de vino en una terraza. No tenía planes, ni ninguna seguridad y sin embargo, me sentía tremendamente bien.
¿Habéis experimentado alguna vez esa sensación? No se trata de una vía de escape en un momento desesperado de tu vida. Al contrario, eres feliz. Pero por un instante, mucho menos de un segundo, piensas, el agua no estará tan fría.
Como una hora y media de viaje me da para mucho, me psicoanalicé, que es un hobby que tengo cuando conduzco. Y llegué a la conclusión de que me falta un gramo de locura. Me falta un poquito de empuje para hacer algo nuevo, para girar a la derecha y cogerme unas vacaciones sin permiso, para perderme y no saber a dónde voy, para romper un poco la rutina.
Había señales en el camino, el jueves pasado perdí mi agenda y la encontré ayer por la noche. Estoy pensando seriamente en prescindir de ella. El mundo tampoco se va a acabar por eso.
Para esta semana os deseo muchas puertas para elegir, momentos en los que gana la decisión y matáis la duda y una página en blanco para llenarla de locuras. Yo prometo intentarlo. Y naturalmente, sed felices.




martes, 24 de octubre de 2017

DÍA DE LA BIBLIOTECA.

Empecé a ir a la biblioteca de muy pequeña. A la municipal. Situada entonces en la segunda planta del Ayuntamiento de mi pequeña ciudad de provincias. Recuerdo cuando me hice el carnet y me dijeron que podía llevarme los libros a casa. Vaya sorpresa. Creo que mis primeros fueron un Astérix y un libro de cuentos de Perrault o puede que de los hermanos Grimm. Me sigue gustando Astérix y me siguen gustando los cuentos.
No puedo describir la sensación de tener todo aquel poder a mi alrededor. Eran pequeñas ventanas a todo el mundo y a todos los tiempos. Y el aroma. El olor de los libros siempre ha sido mi perfume favorito. Aunque estaba y está prohibidísimo escribir en los libros, alguno de mis mejores recuerdos es estar leyendo una novela y ver subrayada alguna frase de algún lector anterior a mí. Y si la frase también me conmovía era como si hubiera estrechado un vínculo con esa persona anónima. Recuerdo quedarme leyendo hasta que cerraban. Recuerdo cuando en tiempo de exámenes me miraba las estanterías de novela que tenía aplazadas hasta terminar y pensaba: sólo una semana más y ya puedo volver a leer. Casi nunca lo cumplía y por la noche antes de irme a dormir cogía una historia y leía, aún lo hago, una página de ficción. Para que me acompañe y me guíe los sueños.
De mi afición a las bibliotecas vino mi amor por las viejas librerías. Me encantan los libros de segunda mano. Siempre creo que tienen, a parte de la historia que te están contando, los sentimientos de las otras personas que los leyeron antes que tú.
Creo firmemente que las bibliotecas deberían estar abiertas las 24 horas del día. Me imagino en las noches de insomnio, sobre todo en verano, vistiéndome y cruzando el río, yendo a la biblioteca que ahora está enfrente de mi casa. Encontrar allí otras almas insomnes y silenciosas que buscan billetes para viajar.
Es el poder de las palabras. Que cuando están bien ordenadas pueden hacerte sentir lo inimaginable. Que pueden ponerte en contacto con sentimientos que no sabías que tenías. O pueden descubrirte almas gemelas que leen las historias igual que tú.
Leed, viajad en el tiempo y en el espacio, disfrutad de las historias y sentid lo que sintieron otros. Y naturalmente, sed felices.




lunes, 23 de octubre de 2017

LA LISTA. EL PEQUEÑO ESCAPE DE LA MONOGAMIA.

Hace poco volví a ver un episodio de la serie “Friends” donde hablaban de una “Freebie list”. Os explico, en una pareja monógama y feliz existe la posibilidad de un escape, de un descanso, si es que lo necesitas, una forma de "carta blanca" a través de una lista con cuatro o cinco nombres. Si los nombres están en la lista, tienes la oportunidad de tener sexo con ellos y tu pareja no puede reclamarte nada.
También en una película de 1985 “Insignificance” sobre un encuentro entre Albert Einstein y Marilyn Monroe, se hablaba de este tipo de lista. Ella había incluido al genio. Y luego se dio cuenta de que era muy mayor. Al darse cuenta  de su edad él le pregunta “¿Me borraste?” ella le responde “Te puse el primero, podías morir antes”. Casi no recuerdo la película pero he comentado varias veces la escena.
Creo en la monogamia. Aunque no sea para toda la vida. Pero creo que si encuentras a alguien a quien quieres y tienes la inmensa suerte de ser correspondido, ni se me ocurriría poner los cuernos. Pero como cada relación es un mundo, no voy a entrar en estas cosas.
La semana pasada tuve una conversación sobre “La lista” con unos amigos. Para mí, habría que pactar  unas normas.
La primera es que todos los nombres de la lista deberían ser aceptados por tu pareja.
La segunda es que deben ser celebridades, de cualquier ámbito, aunque dudo que alguien ponga a Mariano Rajoy pero eso nunca se sabe que su público tendrá, digo yo.
Otra norma es que la relación con la celebridad no puede repetirse. Puedes acostarte con Scarlett Johansson. Varias veces. Pero el mismo día. Y debes prometer que nunca más mantendrás contacto con ella. Aunque estoy imaginando al superhéroe que le diga que no a Scarlett diciendo, mi señora me espera para cenar.
A la segunda ronda de cañas, ya estábamos dando nombres. Tengo una amiga que tiene debilidad por los cantantes asiduos al Primavera Sound y festivales similares. No recuerdo su primer nombre pero sí recuerdo el fervor con el que incluyó a Damon Albarn de Blur en su tarjeta imaginaria. Con otra coincidimos sólo en el primer nombre. Y como imagino que alguno tendrá curiosidad, voy con mi lista. Naturalmente el primero sería John Hamm. Y además debería encenderme los cigarrillos con la misma elegancia que Don Draper.
Esa seguridad con la que entra en una habitación y cuando mira a alguien la convierte en la persona más importante del mundo me puede.
El segundo puesto sería para Colin Firth. Con gafas. A lo Kingsman. Creo que no hacen falta más explicaciones. A todas nos convence Colin Firth.
Para el tercero cambio de registro. La testosterona rubia de de Chris Hemsworth. ¿Qué sería una lista sin un dios?
El cuarto sigo con la testosterona y elijo a  Jason Statham. Creo que a nadie le hace falta explicar el por qué. Seguid su cuenta de Instagram.
Y el quinto y no menos importante, con un look totalmente distinto Idris Elba. Elegante a la par que poderoso.
Naturalmente hay nombres que quedarían totalmente excluidos como Ethan Hawke, Ewan MacGregor o Tom Hiddleston. ¿Por qué? Porque ya estoy demasiado enamorada de ellos como para acercarme más.
Queda en suspenso el qué contestarían dichas celebridades a las propuestas indecentes de las groupies que se les acercan. Seguramente yo necesitaría un mes de psicoterapia antes de acercarme a un famoso para pedirle fuego, imaginaos para llevarlo a la cama. Pero ya quemaremos ese puente cuando lleguemos a él.

Con mi suerte, me pasaría como a Ross, que encuentra a Isabella Rossellini cuando ya la ha quitado de la lista.  Os dejo la escena para que os riais. Y vuelvo otro día con un post menos frívolo. Lo prometo. Amad mucho y sed felices. 



lunes, 16 de octubre de 2017

SITGES 2017

Hay cosas que casan bien. Por ejemplo el café y las mañanas, el jazz y el vino tinto y naturalmente el cine y el mar. Es por eso quizá que disfruto mucho del “Festival de cinema fantàstic de Sitges” que este año cumplía su 50 aniversario. Y esperemos que cumpla muchos más.
Tengo para vosotros algunas recomendaciones y algunas advertencias. Ante todo no hay que dormirse a la hora de comprar entradas o terminaras viendo lo que encuentres y será como una ruleta rusa cinematográfica. Dentro de la ruleta que me tocó vivir; dos películas, la primera: “Housewife” del turco Can Everol. Este señor, arropado por las actrices principales y su madre desde el patio de butacas contaba ya con unos fans de esos que le conocen por su película anterior. Yo no lo conocía de nada, pero al ser una novata y espectadora amateur tampoco me preocupé. La película cumplía con las dosis de sangre que esperaba el público y empezó bien, pero después ya me perdí en el mundo onírico de ese señor e iba mirando las reacciones de la mamá que estaba entre orgullosa y preguntándose “¿De dónde le viene tanto trauma a mi niño?. Si la véis es bajo vuestra responsabilidad. Pero los fans parecían medio contentos. 
La segunda en la ruleta rusa: “Real” del coreano Sa-Rang Lee. A quien tampoco conozco, para que nos vamos a engañar. Esta historia me dejó con ganas de ir a ver un Marvel y así al menos ya sabes a lo que vas. También pensé si es esa la razón por la que quiere bombardear Donald Trump Corea, pero luego vi que no era la misma. La primera escena me encantó. Prometía. Y eso es todo. Porque a partir de esa escena, la película fue desarrollada y terminada según mis agudas deducciones por las señoras de la limpieza del director a quien les deben encantar los desnudos muy sexis (eso sí) y los brownies de Marihuana para merendar. Porque no entendí nada. Nadie lo hizo. Hubo pocos aplausos y muchos bostezos. Se dice que es la peor película de la historia del cine coreano en diez años, cosa que me hace pensar ¿Qué película peor que ésta filmaron diez años atrás? Mejor no saberlo.
Pero lo bueno de ir a ver pelis a ciegas es que te encuentras también buenas sorpresas. Por ejemplo “Love and other cults” de Eiji Uchida, donde la falta de sangre se compensa con violencia muy explícita, pero diremos en su favor que también sabe combinar bien el humor, el amor y la supervivencia del ser humano. Tiene una frase tan buena que me quedó grabada en la mente “En Tokio cada día se pierde un alma, pero también cada día puede salvarse otra”. ¿No es eso un buen resumen de la vida misma?
La otra sorpresa de la que no voy a decir mucho es “What happened to Monday?” de Tommy Wircola. Futura sociedad distópica con un control de natalidad muy especial. La gran interpretación de la actriz Noomi Rapace y la historia hacen que pases dos horas en un abrir y cerrar de ojos. Eso sí, más acción que diálogo. Cosa que va bien cuando el señor de delante mio ha decidido creparse el pelo para que yo no pueda leer los subtítulos.
Para el final me guardo mi joya de la corona. “Loving Vincent” de Dorota Kobiela y Hugh Welchman; a partir de la muerte del pintor Van Gogh conocemos un poco más su vida. Es una película de ritmo calmado que no lenta, donde la gracia también está en que fue rodada por actores pero pintada encima artesanalmente y fotograma a fotograma por 100 pintores durante 4 años. Y puedes ver los cuadros de Vincent Van Gogh cobrando vida. Si con esto no te convenzo, ve por la bondad, por la tristeza, por la belleza, por la alegría del color y porque yo te la recomiendo y con eso ya no deberías dudar. Al fin y al cabo te he salvado de “Real”.
El sábado por la mañana antes de empezar la película le dieron el premio honorífico a Tony Isbert. Nieto de Pepe Isbert e hijo de María Isbert. El señor dijo estar agradecido y sorprendido, había estado en el festival desde siempre y fue emocionante verlo emocionado. Sus papeles de joven de galán y de mayor de malísimo de la historia, son un referente del teatro, el cine y la televisión. Me quedo con su frase "He sido un aspirante al bueno y un meritorio del malo".

Para resumir un poco diré que hubo algo en común en alguna de las películas que vi en Sitges. A más de un personaje interpretado por el mismo actor o actriz y como conoces a una persona a través de lo que la gente te cuenta de él. Eso me hace reflexionar un poco y preguntarme sobre quién somos en realidad o quién creemos ser. Si interrogo a algún amigo sobre ti ¿Qué va a contarme? ¿Sabemos cómo nos perciben los demás? Y en caso que sí, ¿nos gusta? Me atrae tanto el tema que puede que le dedique un post más adelante. Con trabajo de campo incluido.

Mientras tanto, me despido de vosotros con un consejo. Id al cine. Solos o acompañados. De buen o de mal humor, de día o de noche. Disfrutad de las mil historias y viajes que os va a regalar la gran pantalla. Y sobre todo sed felices.


“Be clearly aware of the stars and infinity on high. Then life seems almost enchanted after all.” 
 Vincent van Gogh


miércoles, 4 de octubre de 2017

EL REENCUENTRO

Los miércoles hay que hacer algo que te encante para subir un poco el ánimo. Así que voy a ignorar la realidad que me rodea y a escribir un poco de ficción que le he ido pillando el gustillo.

“Sitges 2017.
Marcos se ata el pañuelo al cuello. Seda italiana. Color azul. ¿Qué tendrá el color azul que te transmite esta especie de calma y buen humor?
Su cita es a las 7 de la tarde. Pero naturalmente llega antes. Cruza la terraza del hotel modernista con paso seguro, todo lo seguro que podía ser con el bastón y sus setenta años a la espalda. Ve distintas mesas bajas con sillones de mimbre. Y busca al encargado.
-   Buenas tardes. Tengo una cita importante y quiero la mesa con vistas al mar. Espero que no aparque ningún coche delante. Sería un inconveniente. Vamos a tomar unos gintonics y luego queremos cenar. Pero como no me fio del tiempo quiero que me arregle una mesa para 3 o 4 dentro.
-   No sé si podré, estamos en agosto y todo está lleno. ¿No tiene reserva?

Marcos mira al encargado como si le hubiera pedido algo ridículo. Le pondría la misma cara si el encargado le hubiera dicho “voy a quitarme los pantalones y a bailar algo”
El silencio dura unos segundos que se alargan incómodamente. Como esas panties que te compras una talla mayor para asegurarte de no romperlas y después resulta que te quedan debajo de las tetas. El encargado ve como una de las clientas de la terraza sigue con mal disimulo la conversación. Y Marcos sigue mirando inmóvil. Impasible.
-   Lo tendrá todo preparado. ¿A qué nombre debo preparar la mesa?
-   Marcos.
-   Perfecto don Marcos.
-   Marcos. Sólo Marcos.
-   Puede esperar en su mesa de la terraza Marcos.

El encargado intenta no secarse la gota de sudor que resbala por su frente y entra al restaurante. Marcos se sienta en su mesa y mira el mar. Pasan menos de dos minutos hasta que llegan sus invitadas. Las dos mujeres bajan del tren turístico sin pizca de vergüenza y con toda la dignidad del mundo. Una va vestida de lino blanco, es alta y delgada. Su bronceado va a tono con las joyas de oro que luce. Cadenas, pulseras y anillos tintinean llamando a las hadas hasta llegar a la mesa. La otra un poco mayor, con una blusa tan cara como floreada camina con más dificultad. Su peinado es un poco anticuado. Y camina imperceptiblemente medio paso detrás de su amiga.
Marcos se levanta y saluda a las dos. Se quita el sombrero y las besa en la mejilla, ofreciendo la silla a su lado a la bronceada Venus de la tercera edad. Ella como si no se diera cuenta del ofrecimiento se sienta enfrente. Y deja a su amiga la silla al lado de su anfitrión.
La clienta indiscreta rubia, sigue mirando, sin pizca de disimulo, la escena. Marcos lo nota y le sonríe. Pero sigue en su papel de maestro de ceremonias. Saca dos bolsas de la nada y se las da. Una para cada una.
-   Es sólo un detallito. Para endulzar nuestro reencuentro. Toma Silvia.
-   Gracias.
-   Y toma Lisa.

La cara de Lisa se ilumina. Si tuviera que comparar la mirada de ilusión de Lisa sería difícil. No es como un niño recibiendo un regalo esperado. No. Es más bien como alguien recibiendo una buena noticia. Es más bien como alguien que ha dejado de ser invisible de repente. Silvia saca la caja de bombones de la bolsa. Godiva. La vuelve a meter.

-   ¡Unos Godiva, Marcos! No tenías que haberte molestado.
-   Es un placer veros sonreír. Lo mejor para mis mejores amigas.

Y le guiña un ojo a la clienta que ha pedido una segunda copa de vino e intenta hacer como que lee, pero en realidad está siguiendo la historia con interés.
Marcos se arregla sus pulseras. Y Silvia las mira con cierto desprecio. Es un poco esperpéntico que un señor de edad vaya con pulseras hippies de cuero e hilo. Por mucho traje blanco que lleve, siempre seguirá siendo un pringado.
Llegan los cócteles dos gintonic y un vodkatonic para Silvia.
Hablan durante largo rato. Y se oyen frases sueltas como, “que mayores somos”, “¿recuerdas el verano en Ibiza?” “¿Estáis en contacto con la vieja pandilla?”…
La conversación fluye hasta que va languideciendo. Marcos mira el cielo. Un avión pasa iluminado por los últimos rayos de sol de la tarde.
-   Creo que la esperanza se parece a esto.
-   ¿A qué?
-   A un avión iluminado por los rayos de sol que nosotros ya no tenemos. El sol se ha puesto, pero como el avión está más alto nos hace dar cuenta de que el sol aún está aquí.
-   Muy bonito. ¿Sigues escribiendo?
-   Ya hace años que no. Mi negocio me deja poco tiempo. Pero siempre tengo un instante al día en el que la belleza me sorprende. Entonces echo de menos mi máquina de escribir.
-   ¿Negocio? Nunca supe que fueras empresario. Lisa ¿Tú lo sabías?
-   Primera noticia. ¿A qué has dedicado tu vida Marcos?
-   Más que negocio me describiría como autónomo. Aunque me va bastante bien. Sigo trabajando claro. No por el dinero, sino por el qué haces cuando te levantas. Me gusta lo que hago. Me da cierta paz.
-   Bueno y ¿Qué haces?
-   Oh, que modales. Bueno, no es algo que vaya diciendo por ahí pero sois mis amigas de siempre. Soy sicario. Elimino problemas. Sería como una empresa de limpieza.

El silencio dura un poco más. La clienta que ha seguido la conversación palabra por palabra se termina la copa de vino y pide un vodka. Silvia se pone a reír. Lisa mira a los ojos de Marcos y sabe que no miente.

-   Silvia, siempre has pensado que yo era un poco apocado. ¿Me equivoco? Y siempre has sabido que estaba un poco enamorado de ti ¿verdad? Fuiste un poco cruel de joven. Pero ya te he perdonado. El tiempo suaviza las cosas.
-   ¿Qué dices? ¿Enamorado de mí? Siempre he pensado que jugabas en otra liga. De hecho lo último que sé es que vas con un hombre muy atractivo a todos lados.
-   Oh, es mi fisio. También es mi jardinero, mi chofer y por supuesto mi amante. No soy gay. O no lo era. Pero a veces el amor lo encuentras así, donde no te esperas.

El encargado se acerca y les avisa que la mesa está preparada. Se levantan y entran al restaurante. Seremos cuatro. Esperaremos a mi amigo.

-   Por supuesto Marcos.

Llega el amigo y es presentado a las dos mujeres. Enseguida congenia con Lisa a quien le encanta la jardinería.

-   Claro, Lisa puede dedicarse a eso porque nunca ha tenido que trabajar. Sus padres la dejaron forrada. Y los negocios van solos.
-   No te quejes Silvia, tú hiciste un buen negocio con tu matrimonio. Y ahora que tu marido ha muerto. Te quedas con todo.
-   Bueno, la verdad es que de eso quería hablar.

Las dos mujeres miran a Marcos con curiosidad.

-   Siento que hayas enviudado. Aunque no nos engañemos. Seguro que piensas que unos años antes todo hubiera sido mejor. Con tu marido al final fue un infierno. No pongas esa cara. Lo sé perfectamente. Siempre estudio a mis clientes antes de aceptar un caso.

Silvia empieza a toser.

-   ¿Qué dices Marcos?
-   Oh, tú eres el objetivo. Mira al final nos vemos en una cena de trabajo. Estoy seguro que esperabas una torpe declaración de amor. No, no grites. Puede que aún tengas una oportunidad. La herencia no será para ti. Será para la amante de tu marido y sus hijos. Vamos. Sé que lo sabías. Pero te tengo cariño y he pensado mucho lo de tu muerte. No mires los bombones. No están envenenados. En cambio el Vodkatonic sí lo estaba. Fue un riesgo menor. Sabía que Lisa pediría lo mismo que yo. Sabía que tú pedirías algo distinto. Por eso es tu bebida la envenenada. De hecho envenené la botella de vodka más caro. Creí que una clienta iba a morir también. Se ha pedido un vodka mientras estaba en la terraza. Pero he visto sus zapatos y eran muy baratos. Entonces he visto que se salvaría. Nadie pide un Diva Premium. No te preocupes. No es instantáneo. Te voy a dar dos opciones. Una incluye el antídoto. En la otra nos despedimos para siempre. No suelo hacer esto con nadie. No es profesional. Pero una vez te quise. Y nadie olvida el primer desamor. Vamos a negociar.

Silvia está llorando y asiente callada. Lisa pide otra botella de vino. Al final la noche ha sido divertida y diferente. Siente cierta liberación y tiene ganas de coquetear con el chofer, que le hace caso y más desde que sabe que está forrada.

-   ¿Vamos a la terraza? Creo que ellos tienen negocios que tratar.

Y salen del brazo. El chófer le sonríe. Esta mujer es un encanto. Y tiene la moral flexible. Creo que éste es el principio de algo grande. Y muy conveniente.




lunes, 2 de octubre de 2017

People have the power (?)

He pensado mucho sobre si hoy debía publicar mi post o no. Antes del 1 de Octubre tenía pensado un post optimista y divertido. Pero después de lo acontecido ayer, quiero escribir en rosa pero me sale negro, como dijo Marisa Paredes una vez. Me siento triste. Ese sentimiento a veces necesario para limpiar un poco tu alma, hoy se muestra como un arma de doble filo. Corro el peligro de que la tristeza me trague y me deje hundida en pozos profundos.
No voy a hablar sobre la validez legal del referéndum de ayer. Bastante se ha dicho ya. Pero si alguien tiene las narices de justificar el acto violento, sinceramente lo desprecio. Estoy harta del odio. No sé cómo, pertenezco a variopintos grupos de whatsapp. En estos grupos hay gente de distintas ideologías y territorios. Y durante el mes de septiembre he hecho esfuerzos sobrehumanos para no salir de ellos. Porque la voz de unos no es la voz de todos. Porque lucho por creer en el ser humano. Pero cada vez me cuesta más. Un día la semana pasada al despertar, vi la luz led verde que me avisaba de mensajes entrantes. Al abrirlos, no me encontré el esperado “Bon dia” que tengo la suerte de recibir a menudo. Dos mensajes de grupos distintos. En uno “Votarem”, con un texto bastante agresivo que dejaba a los que no pensaban que Cataluña debía independizarse, al nivel de facha votante del PP. El otro, una foto de la Sagrada Família de Gaudi, con el título “Fiesta de la Porra” el 1 y 2 de octubre en Cataluña. Con la actuación estelar de la Guardia Civil y puede que el ejército de España. Así estamos. El odio de la gente. Si el referéndum no es válido, ¿a santo de qué la violencia de ayer?
Nunca he creído en las fronteras. He dejado de creer en la política desde que se dedica a utilizar al ciudadano como arma arrojadiza. Los abuelos que ayer acudieron a las urnas, se vieron golpeados no sólo en la cabeza, también en sus ilusiones. Los jóvenes que no han vivido nunca una represión tal, están sorprendidos y enfadados con el mundo.
El acto de ayer, represivo en plan “La maté porque era mía” habla mal de la relación que tenemos con España. He oído a la gente decir barbaridades que no esperaba.
Nunca he soportado las historias de “lo que pudiera haber sido y no fue”. Y ayer debería haber sido una fiesta. Mostrando la voluntad de un pueblo. Haciendo que los políticos se sentaran a hablar. Pero no ha sido así. Lo de ayer fue una vergüenza. Absoluta. Imperdonable. Casi diría que irreparable. Y no dividió al mundo entre independentistas y no independentistas. Dividió al mundo entre los que justifican la violencia y los que no. Entre agresores y agredidos.

Imagino que poca gente leerá este post. La gente está herida. Pero yo seguiré intentando creer en las personas. Aunque cada vez me cueste más. Y seguiré defendiendo el derecho a expresar tus ideas, aunque no sean las mías. Sed felices. Necesitamos ser felices.


domingo, 24 de septiembre de 2017

LA BONDAD DE LOS DESCONOCIDOS. LONDRES. #Putthekettleon

Se han terminado las vacaciones y toca volver a la vida cuotidiana. No creo en el amor a primera vista y eso me pasó con Londres. Hace cinco años ya lo había visitado y no me convenció del todo. Pero esta vez, sí podría decir que me he enamorado un poquito de la ciudad. Para empezar, voy a desmitificar eso de que los londinenses son bordes. Con la sola excepción de una señora parecida físicamente a Gloria Fuertes que trabaja  en el aeropuerto, y que me repitió la misma frase unas 15 veces después de que yo le preguntara algo, los demás han sido encantadores.  Absolutamente todos. Pacientes con mi oxidado acento, dejándome mesa en los pubs y dándome direcciones y consejos cada vez que los pedía.
Mientras estuve en la ciudad hubo un ataque terrorista, afortunadamente fallido por lo que pudo haber sido, en el metro. Pues aparte de la invasión policial por las calles, que impresionaba bastante, los londinenses siguieron con sus vidas. Pero lo que me llamó la atención fue que el hashtag de twitter que fue trending topic en minutos era #putthekettleon. Gente ofreciendo ayuda, poniendo en marcha sus hervidores de agua para dar té y “scones” a todo el que lo necesitara. ¿Qué no se soluciona con una reconfortante taza de té? Los restaurantes ofreciendo comida gratis. Sé que pasa lo mismo en muchos lugares, desgraciadamente se pudo comprobar en Barcelona hace poco. Pero ese tipo de unión entre extraños, ese raro compañerismo que no entiende de nacionalidades, de religiones o de razas me hace tener esperanza en el ser humano. Y tristemente me sorprende.
Pasemos a lo que interesa que son mis vacaciones en la ciudad. Pues la verdad es que no voy a hacer una guía turística, porque a estas alturas todos habéis visto Londres antes que yo y seguramente mejor. Pero puedo decir que me encanta Covent Garden, donde siempre que entro hay músicos tocando. Esta vez al entrar, escuché “Ojos Negros” la canción tradicional rusa, y naturalmente me ganaron enseguida.
El espíritu de Twiggy ya no está en Carnaby Street. Sin embargo parte de la “movida” un poco alternativa donde se mezclan milenials, turistas, locales y un chico “aupair” que vuelve a finales de mes y se emocionó al escucharme hablar en catalán, es el mercado de Camden. Situado en unas antiguas caballerizas, puedes encontrar de todo, desde churros, comida vegana, vestidos vintage, cámaras antiguas, cerveza, gogos en las tiendas de ropa y un surtido sexshop en el sótano de una tienda de camisetas, con una excelente colección de columpios sexuales y carteles de advertencia de: “No prueben el género en la tienda”. Sentido del humor tienen los británicos, de eso no me cabe ninguna duda.
Como no solo de mercadillos modernos vive una, aproveché para visitar la Tate Modern. Con mi gran dominio del arte contemporáneo, lo que más entendí fue al guía que te da la bienvenida en tu idioma. No, en serio, hay obras preciosas, algunas te dan escalofríos y otras te emocionan con su belleza. Pero también hay cosas que no entiendo. Eso sí, hay que verla. Nunca dejéis de ver arte.
También hice de turista y vi la Torre de Londres. Dice la leyenda que el día que los cuervos se marchen de la Torre se va a terminar la monarquía británica. Es por eso que los cuidadores miman a tan extrañas e inquietantes criaturas y por si acaso les recortan un poco una de sus alas. No fuera caso que se les escaparan y mandaran a Isabel y su prole a la cola del paro.
Hice un tour por el East End visitando los lugares donde encontraron a las víctimas de Jack el Destripador. Y por supuesto vi un par de musicales. Uno menor. Aunque sea de Gerswin. “Un americano en París”. Donde todos cantan y bailan muy bien, pero la verdad es que el protagonista tenía más química con el pianista que con la chica. Y como no era el Gene Kelly de la película, pues claro, no me gustó tanto.
Y después un gran musical. De esos que te hacen querer volver a verlo. Y salir cantando por la calle. Sí, podéis visualizarme cantando camino del metro. Lo hice. Emocionadísima y creyendo en la magia otra vez. Naturalmente hablo de “Wicked”. Que sirvan vino en el teatro y puedas beberlo mientras ves la obra te ayuda a perder la vergüenza a la hora de cantar camino al hotel y te hace dar cuenta de lo adelantados que están los ingleses en cuestión de placeres cuotidianos.

No os voy a contar mucho más. Que mis posts son cortitos y hoy me he pasado. Que el otoño sea amable con vosotros y vosotros sed amables con todo el mundo. La humanidad necesita volver a confiar en la bondad de los desconocidos. Nos vemos pronto. Sed felices. 


lunes, 11 de septiembre de 2017

TEMPUS FUGIT



Hoy no tengo muchas ganas de escribir. Pero como es lunes y voy a coger unos días de vacaciones del blog aprovecho para despedirme de vosotros.
Mis próximos planes son: un viaje a Londres, donde por fin iré a ver teatro musical en el mismo West End, como siempre había soñado. Volver y coger unos días de vacaciones en la playa. Aunque haga frío. Y naturalmente tendré que reenganchar el trabajo al final de esto. Pero ya se andará.
Aunque tengo un problema. Me aterra volar. Y mientras escribo esto, tengo un episodio de “Mentes Criminales” de fondo. Mientras los detectives están en el avión, vienen turbulencias y alguien se asusta. Mandy Patinkin le pregunta: ¿Problemas con el control de las cosas?
Y sí, me he quedado pensando que a lo mejor ese es mi caso. Quiero controlarlo todo. Quiero que todo me salga tan bien como he planeado y cuando no pasa me decepciono. Y estoy segura que si Mandy Patinkin lo ha dicho, eso es cierto al cien por cien. Iñigo Montoya nunca me mentiría.
Conociendo la raíz del problema, a lo mejor puedo solucionarlo. O tomarme una pastilla, o tomar un vino en el avión, que con la altura me relaja seguro.
Dejemos fobia a volar de momento y pasemos página. Hoy hace tanto viento que estoy segura que si no cierro la ventana voy a amanecer delante del Mago de Oz. Sé que llego un poco tarde, como casi siempre, pero este viento me recuerda que tengo entradas para el musical “Wicked”. Y pienso corear interiormente “Defying gravity” mientras esté en el teatro. Me gusta ese himno a lo imposible. Y creo que hoy es justo lo que necesito.
Estos últimos días me ha venido a la cabeza la expresión “Tempus fugit”. Sí, el tiempo vuela y perderlo es una especie de insulto a nosotros mismos. Lo que no digamos, se habrá perdido. Lo que no hagamos, no vamos a disfrutarlo. Así que doy un paso adelante sin mirar el terreno que piso y me propongo disfrutar del presente sin tanto control, sin estudiar tanto las cosas y sin preguntarme si he hecho bien o no.

Este post es más cortito y carece absolutamente de sentido literario. Pero como todo lo que hago, está escrito con el corazón. Deseadme suerte. Deseadme buen viaje. Y deseadme que sea feliz. Yo os lo hago siempre. Hasta la próxima.



lunes, 4 de septiembre de 2017

CIFRAS Y LETRAS

Estoy a leer una frase motivacional más en Facebook y empezar a tener un ataque psicótico. Sobre todo de los que saludáis a los meses como si fuéramos todos Teletubbies. Parad ya, por favor. Vuestro cerebro no os lo dice, pero sufre en silencio.
Y como me niego a saludar a los meses y pedirles que se porten bien conmigo (porque yo no veo Tele5 y tampoco tengo 12 años), vamos a hablar de cosillas interesantes.

Por Facebook también me llega un “meme” que dice: 
“Si tu novia te pide que le escribas algo bonito escríbele esto: (∂ + m) Ψ = 0”.
Se trata de la ecuación de Dirac. Que significa (resumido para rubias y todos los que no sean físicos teóricos) que si dos sistemas interactúan uno con otro durante cierto tiempo y luego se separan, siguen siendo dos sistemas aunque de una  manera sutil son uno, ya que siguen influyendo entre ellos. Aunque estén en lados opuestos del universo. Aunque haya pasado mucho tiempo. Así es la magia de la física cuántica. La belleza de este concepto me parece infinita. Y pienso que esta ecuación es extrapolable a las relaciones personales. Y me gusta. Porque la idea de que un poco de nosotros se quede en otra persona tiene algo de tristeza poética, pero también tiene algo de esperanza para la humanidad.
Ayer alguien me aconsejó que debía limitar mi empatía. Y aunque para mi salud mental estoy de acuerdo, a veces me parece que sentir lo que sienten otros me acerca al 1+1=1. Esa cosa zen de que todos estamos unidos.
Y después de insultar a la física y a la matemática y acabar hablando de cosas hippies, voy a pasar de los números a las letras.
Creo en la sonoridad de las palabras. Hay palabras intraducibles a nuestro idioma que expresan estados de ánimo o ideas. Hay palabras que al escucharlas te producen un escalofrío agradable o a veces no tan agradable. Es por eso que creo que las palabras tienen tanto poder como los conjuros mágicos. Y apoyando mi hipótesis sólo hay que buscar un libro de brujería para saber que con los remedios de hierbas venían unas oraciones. Aunque mi punto de vista no es tan esotérico, creo absolutamente en el poder de las palabras. Y animo a todos mis alumnos a leer y enriquecer su vocabulario, aunque ellos me contesten con un “Ok”.
La primera palabra es catalana.
“Tarannà” que sería la forma de ser o de comportarse de alguien. Aunque algunos traductores os dirán que equivale a “carácter” no es del todo cierto.
“Komorebi” es como dicen los japoneses a cuando los rayos de sol se filtran entre los árboles. Sé que habéis leído la definición y os ha aparecido una imagen, a cada uno distinta de vuestra propia experiencia. No me digáis que eso, no es magia.
“Billabong” sí, es una marca de ropa. Pero también es el agua estancada que sólo se convierte en río en la época de lluvias. Viene del Wiradjuri, un dialecto que se habla en Australia.
“Ramé” viene del balinés y es algo caótico y bello al mismo tiempo.
“Toska” es como los rusos sienten nostalgia del lugar donde nacieron.
Y como he hablado antes de “Memes” de internet, os contaré que los llamamos así por Richard Dawkins un zoólogo que expone la hipótesis memética de la transmisión cultural. ¿Cómo os habéis quedado?

Aunque ya he dedicado algún otro post a palabras curiosas, es un tema que me interesa y no descarto dedicar algunos más.

Hoy os dejo mientras en mi mente suenan estas palabras, y quiero que leáis mucho y disfrutéis porque la vida es breve y hay que llenarla de todo aquello que nos hace mejores. Os dejo con Françoise Hardy que le pega a Septiembre.
Sed felices.   







lunes, 28 de agosto de 2017

EL FINAL DEL VERANO. LA ENGAÑOSA DEPRESIÓN POST-VACACIONAL.



Con el final del verano, te bombardean con consejos para superar la depresión post vacacional. No los creas. No existe. Lo que pasa es que la memoria es amable y no te permite ver la mierda de verano que has tenido.
En serio ¿Cuántas veces has dormido hasta que el cuerpo te ha dicho basta? ¡Ja! Seguro que si no te han despertado tus hijos, ha sido el calor, o el ruido, o el calor otra vez, que este año ha sido mucho.
Y tus días fuera de casa ¿Has hecho el viaje soñado? Deja que me ría. Lo que has hecho ha sido ir a un apartamento de playa a pasar una semana, a pelearte por un pedazo de arena rodeado de guiris quemados y a pagar 3€ por una caña en vaso de plástico del chiringuito, que además se calienta en 4 segundos. Has salido poco de restaurantes, porque la verdad es que las colas eran inaguantables. Cuando lo has hecho, has encontrado camareros que curran 12 horas por el sueldo mínimo y que aún así te atienden y piden perdón por el retraso pero es que en agosto ya se sabe. Y tú los has mirado con ese aire de “que mal servicio, no vuelvo aquí ni de coña”, y has seguido quejándote hasta que te han invitado al café.
Y ahora viene septiembre, y lo mejor es que los precios han bajado. Así que si el año que viene puedes elegir, pide vacaciones para este mes y no seas pringado.
Si después de despertar a tu memoria real, sigues teniendo la falsa depresión inventada por los comerciales para que consumas más, empieces cursillos y compres libros de autoayuda… te recomiendo que hagas un examen profundo y pienses en lo que quieres cambiar de tu vida. Porque tu vida, no es la semana pasada, en el mejor de los casos, en un crucero mediterráneo, tu vida es cada mañana cuando abres los ojos. Así que dedícate a hacer pequeñas cosas o grandes gestos para mejorarla. Todos a tu alrededor te lo agradeceremos. Y por cierto, a nadie le interesan las 173 fotos de puestas de sol. Así que no organices una cena para enseñarlas, haz una selección y que juzgue instagram. Los tiempos cambian.

La verdad es que yo no suelo sufrir depresión postvacacional. Trabajar en agosto es un lujo porque todos estamos relajados.
Septiembre me encanta y octubre aún más. El secreto está en ser feliz con las pequeñas cosas.
Así que despierta con una sonrisa, no creas en depresiones y vete a la cama feliz.

Y después de este post que parece estar escrito en imperativo y a voz de grito (la verdad es que me ha inspirado el anuncio número tropocientos de “termina el verano, vitaminas y de cursos o coleccionables en fascículos”) os cuelgo una canción. Una de “mis” canciones fetiche. También es una de mis pelis fetiche o lo fue hace mil veranos. Disfrutadla. Y os dejo con otro imperativo: sed felices.







lunes, 21 de agosto de 2017

OLVIDAR LO APRENDIDO

Mi trabajo consiste en la continuidad. Desde mi despacho puedo ver por la ventana el paisaje que necesite. Hoy tengo tras mis cristales un pueblo de casas blancas junto al mar. Oigo los gritos de las gaviotas y el cielo y el agua se funden en un “degradé” de colores que voy a copiar para mi próximo pañuelo echarpe. Azul Grecia. Siempre me ha gustado este color. Me trae recuerdos de tardes al sol, de mañanas frescas de Junio cuando parece que todo está por llegar y de atardeceres frente al mar.
Mi próximo proyecto no es difícil. Tengo completo el próximo grupo que debo enviar a luchar. Debo decidir dónde. Estudio cada perfil de mis “soldados”. Han tenido vidas duras. Este grupo merece un poco de diversión. Miro mis volúmenes de historia. Los he pasado todos a digital pero me gusta el ruido del papel al pasar las páginas. Naturalmente conozco toda la historia mundial de memoria, pero ésta es distinta y se basa en los pequeños detalles. Cojo un grueso volumen y lo abro al azar, la casualidad es una parte importante de mi trabajo. Leo atentamente. 

“Lisboa 31 de Octubre de 1755. Amanda se despierta temprano, ha dormido mal, ha oído perros ladrando toda la noche, en cuanto se levanta tiene un escalofrío, un mal presentimiento…” También es mala suerte, no quiero saber si Amanda sobrevive al terremoto y al incendio, pero imagino que no. Cierro el libro y me preparo un café. Leo un poco más sobre mi grupo. Dos informáticos, un médico, una panadera, un peluquero, dos maestras de guardería y una física teórica. Es un grupo pequeño. Uno de los informáticos está casado con una de las maestras de guardería. Aunque él tiene una amante, y eso hace preguntarme si la amante también debería formar parte del grupo. Decido que no. Más adelante los volveré a juntar, pero esta vez merecen estar separados. Después de mi segundo café vuelvo a probar suerte y cojo otro tomo de la estantería.

“China en tiempos de la dinastía de Qin Shi Huang.
Xiao Chen se siente afortunado. Se levanta temprano y va directamente al taller. Hace mucho tiempo que trabaja tallando soldados. Cada uno distinto. Él conoce algunos de los soldados y le da pena que cuando terminen de tallarlos todos tengan que morir para dejar su alma allí…”
Paro de leer. Me gusta que la gente crea en cosas. Aunque sé que los guerreros no dejaron su alma en las esculturas, no toda su alma al menos. Pero en esa época se creía en cosas y eso me decide. Puedo mandar al grupo allí. Voy a seguirlos atentamente. Deberán volver a aprenderlo todo. Aprenderlo diferente. Olvidar lo aprendido. Cojo el dossier de facilidades y veo que les toca ser bastante afortunados. Los voy a enviar a China. Nada de tecnología. En familias de distintas clases. El matrimonio tardará en conocerse y ella que es la engañada será la privilegiada ahora. Lo siento chico, te toca pagar un poco de karma.
Miro por la ventana. El azul me relaja y me da fuerzas para todo el trabajo que me queda por delante. Empiezo con los diagramas familiares. Continuaré un par de días con las conexiones fugaces con otros grupos. Me da un poco de envidia la suerte que tienen al volver a empezar. Aunque a veces me pregunto si sería mejor que lo supieran. Pero los jefes deciden que no. Al menos de forma general. Existen casos especiales. Pero yo no suelo encargarme de ellos.
Cuando la gente dice que las almas se reencarnan en grupo, no imaginan todo el trabajo de detrás. Piensan en el tiempo lineal de la historia e imaginan algún tipo de magia. Si supieran la verdad puede que apreciaran más la vida que les toca. Todo el trabajo, toda la planificación. Todo el estudio de perfiles y las noches en vela por las dudas éticas. Aquí no valen las religiones. Cuando mueres te das cuenta que la religión, o la falta de religión, no era más que un barco distinto que te llevaba a un mismo destino. Cuando mueres, en una décima de segundo comprendes que las diferencias y los nombres no cuentan, cuenta la esencia. Al final las constantes suelen pesar más que las variables. 
Cada grupo de almas que envío suele ser un poco como mi familia. Los sigo hasta que vuelven a mí, aunque alguno ya haya superado esta parte y pase a otro grupo de más nivel. Me gusta mi trabajo. Me tienen prohibido decir que jugamos a ser Dioses. Así que más bien digo que soy como una escritora cuyos personajes se independizan y eligen sus propias historias. Y siempre estoy ansiosa por escuchar y aprender de ellos. Al fin y al cabo los escritores suelen aprender más de sus creaciones que de sus maestros.



He leído hace poco que los escritores escriben para escapar de la realidad. No podría estar más de acuerdo. Sin autoproclamarme escritora, diré que yo también escribo para crear una realidad distinta de la que vivo. Este relato no va de muerte sino de renacimiento. Y aunque retazos de una reciente e interesante conversación están aquí, debo decir que el cuento se ha gestado esta mañana al dar el pésame a alguien.
En general no estamos muy preparados para gestionar bien nuestras emociones, pero me gusta pensar que lo intentamos lo mejor que podemos.

Esta semana no sólo os deseo que seáis felices, os pido que repartáis esta felicidad entre aquellos a los que amáis.


EL CREADOR DE DISTOPÍAS

  Tengo un amigo que ama las distopías. Escribe sobre ellas y parece que todo lo analiza con precisión quirúrgica, cuando lo imagino delante...