martes, 17 de mayo de 2016

Nacida para ganar, o cuando la cosmética se mezcla con el "Secreto".

Este fin de semana largo de tres días he aprovechado para tomármelo todo con un poco de calma. Con ganas de comedia fui a ver “Nacida para Ganar”. Interpretada por Victoria Abril, Cristina Castaño, la omnipresente Alexandra Jiménez, y dirigida por Vicente Villanueva, nos cuenta la vida de Encarna que vive en Móstoles y desde el año 1985 está enfadada con “Martes y 13” por el famoso gag de Nochevieja. La vida de Encarna está estancada. El mismo trabajo, el mismo novio, vive con su madre y parece que lo único que cambia, son los demás. Presa fácil para cualquier secta, Encarna se encuentra con una amiga del instituto quien le propone entrar en un fantástico negocio que la hará la mujer con quien ha soñado ser. Se trata de la distribución de unos cosméticos basados en la venta multinivel, que es un poco la prima hermana de la venta piramidal. Lo siento, pero es así. El aspecto donde se te encoge el corazón, es como se mercadea con la ilusión. Con la ilusión de ganarte la vida, de ser tu propio jefe y con la ilusión del comprador, quien se gasta una pasta en cosméticos y pastillas para recuperar la juventud perdida.
En la película además se juega con “El secreto”, ese libro de autoayuda que te culpa de tus desgracias, porque en el fondo, eres tú quien auto boicotea tu propia felicidad.La verdad es que tampoco es que sean muy sutiles,en su primera aparición, Victoria Abril, es un clon de la escritora de dicho libro, y con casi el mismo discurso. Lo que piensas es lo que sucede.
Leí en una entrevista, que una de las actrices había asistido a reuniones de la famosísima casa de cosmética y absoluta heredera de “Avon”, pero así como en moderno; lo que sería un Avon 2.0, y así había preparado su personaje. 
La película, aunque irregular de ritmo, tiene grandes momentos. Y grandes secundarios, como la genial Ana María Ayala que roba todas las escenas donde sale. Por ahí andan las “Supremas de Móstoles” reinventadas, un Móstoles que reivindica ser mucho más, y un grupo de gente que cada día se levanta, lucha y sueña con vivir mejor. Como la vida misma. Ahí está también el depredador, esa picaresca llevada al límite que se aprovecha y vive de los deseos no cumplidos. Como ayer, como hoy y tristemente como siempre.

Nada más por hoy, id al cine que la vida ya es dura sin hacerlo, soñad y sed felices. Os dejo con el tráiler de la película.




EL CREADOR DE DISTOPÍAS

  Tengo un amigo que ama las distopías. Escribe sobre ellas y parece que todo lo analiza con precisión quirúrgica, cuando lo imagino delante...