martes, 19 de abril de 2016

Ha vuelto. Homo homini lupus.

A todos los que han tomado café conmigo estos dos últimos días ya les he hablado de la película “Ha vuelto”, pero como sé que alguno de los que lee mi blog, no me conoce en persona, voy a publicar este post.
Hace como un año, empecé a leer el libro en que está basada la película, escrito por Timur Velmes. El punto de partida es cuanto menos, curioso. Adolf Hitler despierta, sin ninguna explicación en el Berlín actual. El hombre se siente desubicado y va como alma en pena dando tumbos hasta que se da cuenta que no está en su época.
Y ¿qué se encuentra? Pues a primera vista una generación que lo para por la calle y se hace “selfies” con él. Algunos con saludo nazi incluido. Dejé de leer el libro. La verdad es que me daba un poco de miedo. La gente tomaba a Hitler por un cómico, por un actor interpretando a un personaje. Y a veces estaban de acuerdo con su discurso. Ahí empieza el terror. Este domingo, di con la película. Y la visioné totalmente hipnotizada. Disfrazada sutilmente de comedia, hay momentos en que te paras y te preguntas, ¿Pero de qué me estoy riendo?
La película tiene ratos en que gente real de la calle interactúa con Hitler. Cuando éste les pregunta por sus problemas, el ex-dictador se encuentra con que mucha gente le votaría si se presentase a las elecciones, ya que lo que promete tiene mucho sentido. Lo que hace Adolf, es explotar el miedo y el odio, y cambiarlo por una supuesta seguridad. Dice que en el fondo la sociedad de 2014 es muy parecida a la de 1933.
Momento magistral de la película, cuando alguien descubre que está delante del auténtico Führer y no de un imitador, y éste le dice. “¿Me llamas monstruo? Llama monstruos a todos los que me eligieron, en el fondo, todos sois como yo”.
Y eso, a mi parecer, es el terror absoluto. Porque es verdad. Todos tenemos un odioso Hitler dentro. Y cada vez que alguien hace un comentario racista, homófobo o clasista ese mini Hitler se alimenta y crece.
Eso me hace pensar en lo frágil que es la democracia y lo mucho que debemos cuidarla. No darla por sentada. De hecho, hoy en día no hay garantías de nada. Cuando gente supuestamente "normal" y pacifista te hace comentarios en contra de los refugiados o los inmigrantes, como si fueran gente que viene a acabar con nuestro estilo de vida, deberían darse cuenta que nuestro estilo de vida no existe, de hecho, dudo que haya existido alguna vez, excepto en la televisión. El estado del bienestar, sintiéndolo mucho, ha terminado. ¿Y que puede salvarnos del desastre? 
No perder nunca la humanidad. No dejar que el hombre sea otra vez un lobo para el hombre. 
Mi recomendación absoluta es que veáis la película o bien os leáis el libro. En el fondo es una oda a la democracia. Una advertencia.
Sed felices y sobre todo, sed humanos.




jueves, 7 de abril de 2016

Un ministerio que SÍ funciona.

Creo que lo que me atrae de los viajes en el tiempo es ese concepto del “fuera de lugar”. Ver a alguien con la educación y la influencia cultural de su época visitando otra. Pasado o futuro. Confieso que mis episodios favoritos de la serie “Dr. Who” son aquellos en que interactúan con personajes del pasado como Agatha Christie, William Shakespeare o el magnífico episodio de Vincent Van Gogh. Con estos datos, podréis adivinar que la serie “El ministerio del tiempo” de Televisión Española, está hecha para mí.
La verdad es que me ganaron en el primer episodio cuando “Alonso de Entrerríos” preguntaba quién era ese tal “Alatriste” con quien lo confundían todos.
Esta semana, dedicada a la segunda parte de “los últimos de Filipinas”, la serie sufrió un parón. Aunque se comenta que ya estaba previsto y fue un error comunicarlo tan tarde, a todos los seguidores nos pilló de sorpresa.
En twitter salió el Trending Topic #YosalvoMdT y creo que quedó más que claro que los fans se sorprendieron al saber que aún no estaba confirmada una tercera temporada. Yo no entiendo de índices de audiencia, ni de merchandising o rentabilidades. Sólo entiendo de sensaciones. Y de calidad. No se puede negar que la serie rezuma calidad por los cuatro costados. Los diálogos llenos de guiños, algunos cariñosos, otros divertidos; los actores que tienen química entre ellos; y las historias bien desarrolladas. Su humor, lejos del “Slapstick” y de lo soez, se acerca más a la sutilidad de las series de la BBC. Y quizá por eso y por lo de moda que está últimamente este tipo de género, la serie goza de unos fans fieles. De esos que te siguen aunque cambies de canal. Y también de esos que se disfrazan para ir a una comic con.
La base cultural de la serie, debería ser razón suficiente para que la renueven, la mimen y la conviertan en un clásico. La verdad es que consiguen acercarte a personajes como Lope de Vega, Velázquez o Lorca. Te enseña cosas que yo debí haber aprendido en clase, pero la “Logse” no me dejó. Por ejemplo, yo no sabía que Napoleón pasó una noche en un convento español, o que Lorca era un visionario que había predicho incluso su muerte en sus poemas.
En fin, que para un ministerio que funciona, que no nos lo quiten. Os dejo con un clip de Napoleón y Angustias que se hace pasar por monja y le enseña a preparar el pollo con patatas. Si es que sólo con eso no puede ser que no os enganche.

Sed felices, y Ministéricos.


EL CREADOR DE DISTOPÍAS

  Tengo un amigo que ama las distopías. Escribe sobre ellas y parece que todo lo analiza con precisión quirúrgica, cuando lo imagino delante...