martes, 13 de octubre de 2015

Cuando miramos atrás siempre hace sol.

Hay sabores que te acompañaran siempre, en mi caso, el de la masa cruda de los panellets que hacía mi abuela cuando terminaba Octubre. En cuestión de sabores y recuerdos seguro que Proust lo dijo todo con su famosa magdalena. Pero hoy me propongo darle una vuelta y hablar de esos gatillos de la memoria. Ese instante que te hace volver atrás y recordar un pasado muy ideal y poco apreciado cuando era presente.
Octubre, no sólo son panellets esa bomba calórica de almendra y azúcar. Yo los odiaba, porque con la excusa no tenía pastel de cumpleaños, y cuando me tocaba hacerlos a mi, desde el momento de amasar ya me ponía de mal humor. Ahora es distinto, aunque no es mi dulce preferido, cada vez que lo pruebo vienen a mi cabeza imágenes de mi abuela vigilando el horno. El secreto del panellet es no despistarte en el momento de la cocción. Avisados quedáis. Pero también está el aroma. Azúcar mezclado con el humo de los chicos que venden castañas tostadas en la calle para financiar sus viajes de fin de curso. El aroma que tiene la primera bufanda, que a veces huele al perfume que llevaba puesto el último día que me la puse. Mamá, si lees esto, ya sé que tengo que lavarlas antes de guardarlas, pero ya sabes que no lo hago. No grites. Otros aromas de Octubre son los de los tallos de los claveles. En serio, cuando cortas un clavel tiene un aroma característico. Y por todos los santos desde siempre he asociado los claveles cortados con los cementerios, si alguien se anima a regalarme flores que no sean claveles, por supuesto los girasoles y las margaritas siempre serán bienvenidos.
El aroma del frío, eso me lleva mucho más atrás, a cuando era muy pequeña y Octubre era un mes en el que solías ponerte el primer abrigo. El aroma de los tebeos recién comprados en la plaza mayor los domingos, cuando mi padre compraba el periódico. El del barro en los zapatos. El de canelones y cava frío. El de los caballitos, churros y algodón de azúcar. Porque venían las fiestas. 
Si es que es imposible que no me guste Octubre. Es un mes que tiñe los recuerdos de colores perfectos.Y es que el pasado, en nuestra memoria, suele ser soleado. Os dejo para que penséis en vuestros propios detonadores de recuerdos. Y espero que todos sean felices, como vosotros.


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