lunes, 22 de junio de 2015

It's summertime and the living is easy...

Llevo unos 3 días de vacaciones. Y mi resumen por ahora es: 5ª temporada de “Juego de tronos”, vista. “La chica del tren”, que promete ser el Best seller del verano, leído. Chocolate en forma de Häagen Dazs y cañas para abastecer a todo el público del “Primavera Sound”... pues, eso, que también.
Me gusta hacer las cosas al principio de las vacaciones, porque así mi mente crea una sensación de aburrimiento justo cuando terminan, y claro, siempre tengo ganas de volver a trabajar.
Ahora estoy en esa etapa en que cualquier cosa me llama la atención, ayer en internet acabé leyendo misterios sin resolver de la historia, como el de “Lady Babushka”, la mujer que filmó la muerte del presidente Kennedy y luego desapareció. (Vaya mierda de misterio por cierto), o la desaparición de Agatha Christie, durante unos días de su vida. Apareció bajo un nombre falso, después en un hotel balneario de lujo. Que dices, pues la mujer, quería un poco de anonimato, ya ves. Nooo, el nombre que se puso fue “Teresa Neele”, apellido de la amante de su marido, quien naturalmente fue investigado por la policía como sospechoso de la desaparición. Me quito el sombrero ante la Christie. Pues claro que sí, en 1926 y sin facebook, mi marido me pide el divorcio porque se va con una “Neele” cualquiera, y te aseguro que las pasa canutas.
Soy muy fan de las venganzas. Entiendo que la sed de venganza, no deja que tu alma evolucione en modo zen a un estado superior, siempre se dice que está muy feo eso de vengarse, pero sin  venganzas, no hubiéramos disfrutado de historias como “El conde de Montecristo”, “Kill Bill” o “Sweeney Todd”. ¿Y lo bien que se te queda el cuerpo cuando ves que tu archienemigo está cumpliendo condena en una cárcel de Gotham City?
Vale, nota mental: Deja de ver pelis de superhéroes.
Respuesta mental: Cállate y pon la segunda de Capitan América.
Bueno, mejor me dejo de notas mentales y sigo con mis vacaciones, entre mis planes está acabarme los dos libros de Neil Gaiman que estoy leyendo. Resolver mi duda de: Gintónic versus Caña, ¿quién gana a quién? Desconectar, decir que sí con la cabeza y rememorar mentalmente las mejores escenas de Tarantino y de Kevin Smith, a todo el que me cuente sus problemas en los próximos 15 días. Encontrar el algoritmo de la felicidad. Salvar al mundo del meteorito que nos llega en Septiembre.  
Y por supuesto, ir a la piscina. Mañana mismo si puedo. 
Os dejo con lo que suena ahora mismo en mi ordenador. Summertime, versión de Norah Jones. Sed felices.    





jueves, 4 de junio de 2015

Caos, caos everywhere...

Aprovecho que las temperaturas, son como una plaga bíblica, y me siento al portátil, con un té con hielo al lado y os escribo algo. A parte del calor, últimamente, veo señales del apocalipsis por todos lados. La primera, es que la semana pasada había unas niñas jugando en la acera y yo pasé por su lado. Una de las niñas le dice a la otra: “Deja pasar a la señora”. Yo me giré para dejar pasar a la abuela que debía venir detrás, al no ver a nadie asumí que la niña veía fantasmas, en plan médium. Cuando llegué a casa pedí hora para la peluquería y teñirme las canas, para que el fin del mundo me pille arreglada. Es curioso como los más jóvenes que tú, te ven tan mayor. Y lo poco dotados que están cronológicamente. Hace poco, estaba explicando la edad media en clase y alguien me preguntó, ¿y cómo os comunicabais sin móvil ni internet? ¡Mandábamos mensajes a caballo, vive Dios!
Sí, viví la era pre internet. Cuando los trabajos del colegio eran un copia y pega de la “Enciclopedia Espasa”. Aunque lo teníamos que copiar a mano. Como escribas del "Nombre de la Rosa".
Una de las cosas que había en esa época, eran los libros con las letras de las canciones. Claro que las canciones solían tener más de tres palabras distintas. Y los libros con guiones de película. El primer avance tecnológico que viví fue el vídeo, aparato deseado, que no llegó a mi casa hasta que ya era mayor, por eso de no despistarme en los estudios. Pues gracias a la terquedad de mis padres, como mi mente demandaba dosis de ficción, me leí casi toda la estantería de literatura clásica de la biblioteca municipal. Al no tener video, me compraba los libros con los guiones de las películas, y cuando las veía, me sabía los diálogos de memoria. Recuerdo haber leído “Manhattan” de Woody Allen y acudir a la fonoteca a buscar la canción “Rapsodia azul”, porque la acotación del principio, la nombraba.
¿Veis? Señales de apocalipsis. Ya hablo del pasado lejano como si fuera algo genial.
Otra señal, es que la noticia de la semana sean los pitidos a un himno en un partido de fútbol. La sonrisa del president Mas. Las pulseritas de “no podeis”, donde por cierto, se han olvidado de poner el acento. Claro que las faltas de ortografía, llegan a tales extremos que ayer vi “habezes” escrito en una redacción y lo corregí, sin desmayarme ni nada.
Y por último la peor señal de todas. Rita Barberá, no será la alcaldesa de Valencia. Ni Esperanza Aguirre la de Madrid. Caos, caos everywhere.

Nada más por hoy, sed felices y recordad que si el termómetro pasa de los 30ºC, es legal ir de cañas entre semana. Os dejo con "Rapsodia azul" por si alguien se pregunta a qué suena Manhattan. Feliz Junio. 



EL CREADOR DE DISTOPÍAS

  Tengo un amigo que ama las distopías. Escribe sobre ellas y parece que todo lo analiza con precisión quirúrgica, cuando lo imagino delante...