viernes, 24 de mayo de 2013

Crimen y castigo



  
Últimamente los ánimos están caldeados. Ayer por la tarde rompí las normas hablando de temas serios delante de una caña. Comentando una serie de tele, acabamos debatiendo la pena capital.
El caso es que estoy muy en contra de la pena de muerte. Y creo que vista la imperfección del ser humano, no deberíamos aplicar medidas tan definitivas.
Lo curioso es que siempre que he discutido con alguien del tema, la gente me sale con:
-Si hicieran algo malo a mi familia yo querría que condenaran a muerte al culpable.
Claro. Todos querríamos. Ese instinto protector hacia los nuestros es un rasgo que nos hace grandes.
Pero en la vida nada suele ser blanco ni negro. Y la ley de Talión, esa de ojo por ojo y diente por diente, podría ser peligrosa. Aunque podría verse como un intento de igualar el crimen con el castigo, yo lo veo más bien como una mutación del juez en criminal.
No creo que sea justo que te pongan en situación de opinar con ese tipo de chantaje sentimental. Porque si dices que no matarías al culpable la gente te mira como pensando
“¿No quiere a su familia?”, y te conviertes en un malo insensible que no quiere castigar a nadie con la silla eléctrica. Pues claro que querría castigar a quien hiere a los míos. Pero no confundamos justicia con venganza.
En fin, rebatí las opiniones de mi interlocutora apelando a la imperfección y a la maldad humana. Cualidades muy extendidas.
Imagina que alguien por lo que sea, quiere incriminarte. Imagínate que eres inocente. Pero todo, absolutamente todo apunta a ti. Incluso salen unos testigos afirmando haberte visto cometer el crimen. Ahora imagina que no eres tu el incriminado, sino que es tu hija, hijo, marido o hermano. Tu no puedes hacer nada porque todo apunta a uno de tus seres queridos. No tienes dinero ni recursos. Tampoco tienes tiempo para luchar.
Te aplican la pena de muerte. Ya está. Definitivo. No hay vuelta atrás.
Ahora imagina un estado que amplíe la aplicación de la pena de muerte a delitos como pensar algo diferente, como querer a alguien de tu mismo sexo, como cometer adulterio. Recuerdo que en algunos países se lapidan a las mujeres que han sido violadas, y que son acusadas de adulterio.
Cada uno tiene sus opiniones y todas deben ser respetadas. Pero me da miedo la gente que está muy segura de sí misma.
Otro día hablaré de música, lo prometo.
Feliz viernes.

EL CREADOR DE DISTOPÍAS

  Tengo un amigo que ama las distopías. Escribe sobre ellas y parece que todo lo analiza con precisión quirúrgica, cuando lo imagino delante...