lunes, 23 de mayo de 2011

Americanos en París.

Hace poco, como buena falsa intelectual que soy fui al cine a ver la última película de Woody Allen. Pues sí, “Midnight in Paris” .
Es curiosa la visión que tienen los americanos de París. Gene Kelly, por ejemplo, bailando, pintando y seduciendo mientras tanto a Leslie Caron, (yo quería que se quedara con Milo, la marchante de arte, pero es que yo de pequeña ya era muy rara).
Woody Allen hace años, en “Todos dicen I love you”, la primera imagen que sale de él en París, es andando con una baguette bajo el brazo.
Sabrina, la hija del chófer que se encuentra a si misma en París, tiene un subidón de ego vuelve a América y se liga al heredero de los Larrabee.

Y ahora una referencia que me hará bajar unos puntos de coeficiente intelectual, “Sensación de Vivir”, Brenda y Donna van a París, y yo pensé por favor, por favor, por favor...que Aaron Spelling no las envíe a España las próximas vacaciones o saldremos todos bailando flamenco y toreando por la Gran Vía.

Y ahora que os he convencido a todos que mi opinión no tiene validez alguna, ya que Aaron Spelling está entre mis referentes culturales; vamos a hablar de “Midnignt in Paris”.

Un guionista de Los Ángeles, se va con su pijísima novia a París. El hombre está enamorado de la ciudad, y piensa constantemente en cómo hubiera sido vivir en París en su época dorada.
Una noche que sale de paseo él solo, no daremos detalles, pero se encuentra en una fiesta donde Cole Porter está tocando el piano, conoce a los Fitzgerald y un laaaargo etc...no contaré nada más por si alguien aún no la ha visto.

La clave del tema está en la nostalgia. Todos creemos que hemos nacido en la época equivocada. ¿Quién no ha soñado en estar bailando en bikini con Frankie Avalon y Anette Funicelo? Ah...solo yo. Bueno, vale, ¿Quién no ha pensado que en otra época hubiera sido más feliz? Ver a los Beatles en directo, a Elvis Presley, estar en París en mayo del 68, trabajar en Hollywood durante los 60, ver el despertar del mundo de la publicidad, ver en directo al hombre llegando a la luna, conocer a Robert Doisneau, vagar por Portobello.
Todos pensamos que al volver atrás usaríamos todo lo que sabemos del pasado para hacernos con el mando. ¿Volver atrás y matar a Hitler? Tal como estaban las cosas, hubiera salido otro. (Teoría del profesor de historia del instituto de mi hermana, que comparto totalmente). ¿Inventar algo? ¿Volver atrás y escribir el final de “Casablanca”? Creo que, lo único que buscamos al pensar así, es una garantía. Garantía de éxito.
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Y como nuestra vida no tiene garantías de que nada vaya a salir bien, tenemos miedo. Miedo a lanzarnos a la piscina. A arriesgarnos, a luchar por lo que queremos. Es peligroso cuando el miedo se convierte en parte de nosotros. ¿Tanto nos hemos acobardado que hemos perdido totalmente el sentido de la aventura? ¿La curiosidad?  Soñando con vivir en la comodidad del pasado, nos perdemos lo bueno que tiene el presente. 

 Reconozco que la película de Woody Allen,  me encantó, y aunque soy consciente de que debo disfrutar de la época que me ha tocado vivir, y me propongo seriamente hacerlo de ahora en adelante, debo reconocer que mataría por pasar una noche en una fiesta con Cole Porter al piano. A poder ser en París. Y puestos a pedir, en la idea de  París que tienen los americanos.
¿Y tu, a dónde irías?

EL CREADOR DE DISTOPÍAS

  Tengo un amigo que ama las distopías. Escribe sobre ellas y parece que todo lo analiza con precisión quirúrgica, cuando lo imagino delante...