martes, 12 de abril de 2011

¡Poyejali! (Vámonos)

Hoy hace 50 años que por primera vez un hombre estuvo en el espacio.
El 12 de abril de 1961, Yuri Gagarin, se embarcó en la Vostok 1 , y dio un par de vueltas a la tierra. ¿Qué debió sentir? ¿Silencio? ¿Soledad? ¿Perspectiva? ¿Tuvo tiempo de disfrutar del viaje o estaba demasiado ocupado pensando en las cuestiones técnicas?
Me pregunto si Yuri fue consciente en ese momento, de que estaba haciendo lo más importante que haría en toda su vida. Al menos para la historia.
Dicen,  aunque no queda ninguna constancia grabada de ello, que Yuri dijo “Aquí no veo a ningún Dios”. A lo mejor, no miró bien. A lo mejor miró en la dirección equivocada. O a lo mejor, es que no había ningún Dios.
Lo que sí dijo desde su nave es la famosa frase “Pobladores del mundo, salvaguardemos toda esa belleza, no la destruyamos”. Pobrecito. Por suerte no puede ver lo que estamos haciendo con el mundo.
Parece que estar ahí arriba te inspira, y los astronautas dicen frases geniales. “El pequeño paso para el hombre, gran paso para la humanidad”. Eso es saber estar, claro que no me imagino a un astronauta diciendo: “ que alguien me grabe el final de Perdidos, que no llego a tiempo” , o “¡Ostras, me acaba de bajar la regla!”.


He leído por ahí, que Yuri quería superarse y volver a viajar al espacio, pero por aquel entonces la Unión Soviética, no quería poner en peligro la vida de un héroe nacional.
Al final murió en un vuelo rutinario, del que hasta hace poco no se han esclarecido los detalles. Algunos documentos hablan de una maniobra brusca tratando de esquivar una sonda atmosférica, otros de turbulencias, otros de un segundo avión.
El caso es que la vida tiene un extraño sentido del humor. Humor negro, diría yo.

En resumen, hay que tener siempre una buena frase preparada si se sale  al espacio exterior. Hay que vivir con pasión, porque nunca  se sabe si lo que estarás haciendo será tu gran momento, tu “opera prima”. Hay que disfrutar del viaje, porque puede que no vayas a volver donde estás ahora. Y sobre todo, hay que hacerle caso a Yuri, y cuidar la belleza.
Y al final, eso es lo que queda, la belleza del momento

EL CREADOR DE DISTOPÍAS

  Tengo un amigo que ama las distopías. Escribe sobre ellas y parece que todo lo analiza con precisión quirúrgica, cuando lo imagino delante...